En la calle Germán Yungue, casi en la esquina con General Velásquez, dos patrullas militares detuvieron a dos jóvenes, uno de ellos un fotógrafo y el otro una estudiante universitaria.
Rodrigo Rojas Denegri era hijo de una refugiada política y creció en Estados Unidos. Llevaba dos meses en Chile. Tenía diecinueve años y trabajaba para una agencia de noticias.
Carmen Gloria Quintana lo conoció tres días antes. Ella era estudiante de ingeniería eléctrica en la USACH. Tenía dieciocho años cuando decidió acompañar a un grupo de jóvenes que instalaba barricadas en la Población Nogales, en el marco de una jornada de protesta nacional de dos días.
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