Hace poco más de un mes, los salmoneros tuvieron que lanzar al fondo del mar 4.600 toneladas de pescados que murieron por efecto del florecimiento de un alga.
Pese a que los científicos niegan que exista una relación entre esto y el desastre marino en Chiloé, la industria ha tenido que hacerse cargo de la percepción de que esos pescados descompuestos sí dañaron el medioambiente.
Etiquetas de esta nota