“Si él hubiera colaborado lo habríamos podido salvar a él, al Manolo y a la Flaquita”, reconoce una de las encargadas del zoológico.
Franco Ferrada, con apenas 20 años, ingresó a la jaula pensando que él y su poder sobrenatural podrían controlarlos, todo motivado por el delirio mesiánico que le afecta.
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