Contactaban a distintas bandas dedicadas a portonazos y encerronas para conseguir autos y camionetas. Las escondían en estacionamientos de Santiago Centro y después eran trasladados hasta Bolivia para cambiarlos por plata, drogas e incluso armas. El OS-9 de Carabineros desarticuló a la organización que habría realizado la misma operación al menos 40 veces.
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