Se aprovechan del verano y tientan a sus clientes con supuestos arriendos a precios extremadamente convenientes y que terminan siendo falsos.
El engaño se hace evidente solo cuando los arrendatarios llegan a la propiedad que ya pagaron y que no está disponible o simplemente no existe. ¿Cómo cuidarse? Aquí algunas recomendaciones.
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