Según un estudio de tres universidades, los venezolanos perdieron el año pasado un promedio de ocho kilos, debido a la escasez de productos y la exorbitante inflación. Razón por la que muchos de sus ciudadanos han debido optar por medidas desesperadas para poder comer y sobrevivir al punto de llegar a vender su propio pelo y buscar comida en la basura.
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