El mundo alzó la voz ante la masacre de más de 400 civiles en la ciudad ucraniana de Bucha. Estados Unidos y Europa investigarán lo que califican como "crímenes de guerra", mientras el presidente Zelensky expondrá los hechos ante el Consejo de Seguridad de la ONU. Rusia niega lo sucedido y acusa un "montaje provocador".
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