Desde que fue alcanzada por las balas de un fuego cruzado hace seis años en Florida, Megan Hobson camina con gran dificultad.
Pero para ella, como para tantas otras víctimas de armas de fuego, el precio de sobrevivir no se traduce solamente en meses de rehabilitación y múltiples operaciones.
El incidente le ha generado una deuda de decenas de miles de dólares.
Aun hoy, Hobson continúa recibiendo facturas por tratamientos médicos.
Según la ONG Brady Campaign que aboga por el control de armas, más de 116.000 personas son víctimas de armas de fuego en Estados Unidos cada año.
El Centro para la Prevención de Enfermedades estima que 28,2 millones de estadounidenses menores de 65 años no cuentan con seguro de salud.
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