El diagnóstico es lapidario: "No hay más sobrevivientes". Ese ha sido el último reporte de las autoridades en Nueva Zelanda tras la erupción de un volcán mientras decenas de turistas estaban a sus alrededores. Hasta ahora han recuperado cinco cuerpos, pero se cree que la cifra de muertos es de al menos 13. Las víctimas son de diversas nacionalidades.
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