El anfitrión de la Copa del mundo ha estado en el ojo del huracán, incluso antes de la que pelota comience a rodar. Catar es acusada de violar los derechos de miles trabajadores migrantes, quienes por más de una década prepararon la infraestructura que hará posible el campeonato. Las presiones de ONG'S y la FIFA han impulsado cambios, pero para muchos son aún insuficientes.
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