A pesar del paso del tiempo, hay sectores costeros, como el de Talcahuano, que aunque parezca increible, todavía no cuentan con alarmas para alertar de un tsunami.
También hay cosas positivas: a partir de la tragedia cambió la norma de construcción en sectores vulnerables y también la mentalidad de las familias expuestas a una nueva emergencia. Los aprendizajes y los desafíos en el siguiente informe.
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