"Fue intenso y muy emocionante". Así describió la ministra de Educación, Adriana Delpiano, el logro que consiguió el gobierno el miércoles en la Cámara con la aprobación de la ley de Educación Superior que incluye el fortalecimiento a las universidades estatales, la gratuidad universal y un sistema de acreditación para asegurar la calidad de las instituciones.
"Creo que hay un elemento muy importante para la ciudadanía. El tema de la fe pública", señaló la jefa de la cartera de Educación en Tele13 Radio.
Eso sí, quienes no quedaron del todo contentos con la aprobación de la emblemática reforma de Michelle Bachelet fueron las universidades del G9, integrado por los planteles educaciones privados del Consejo de Rectores (Cruch).
Desde allí insisten que la reforma no incluye un plan de fortalecimiento similar que al de las universidades estatales, quienes contarán con un presupuesto de 300 mil millones con el plan de fortalecimiento que se deberá implementar en los próximos 10 años.
Sin embargo, la ministra salió a defender el proyecto diciendo que "no hay un trato en desmedro".
"Los recursos son iguales para todas, solo que en esta oportunidad se determinó recursos no permanente, sino transitorios, para mejorar las universidades estatales, sobre todo las de regiones que están muy desmejoradas y que nunca han podido salir a flote al nivel que se las requiere", dijo.