A un año del terremoto ocurrido en Coquimbo —que alcanzó 8,4 grados richter—, el intendente de la región, Claudio Ibáñez, recuerda el momento: "Estábamos todos en la Pampilla, a punto de cortar la cinta. Nos costaba mantenernos de pie. Había 40 mil personas en carpas. Pudimos reaccionar rápido porque teníamos los equipos de radio en los autos, ¿qué hubiese pasado si era un domingo en la madrugada? Hubo circunstancias que permitieron que el efecto no fuese tan devastador".
Ese 16 de septiembre de 2015, la ciudad se preparaba para celebrar el popular y multitudinario festival. Al igual que durante esta jornada, y aunque comenzó la reconstrucción, aún existen pendientes.
"Hemos construido muchas viviendas en toda la región, pero el barrio Baquedano es un barrio especial. Ha costado más acá porque ha sido afectado por dos tsunamis durante los últimos 90 años, por lo que hemos planteado alternativas de habitalibilidad como gobierno", añadió la autoridad.
Y dentro de los planteamientos se encuentra que las personas se trasladen a lugares seguros. "El ministerio entregaría 1.000 UF además de comprarle bajo tasación comercial el terreno y la vivienda donde residen", comentó el intendente. O construir conjuntos habitacionales donde los departamentos aptos para habitarlos estén más arriba que los 4,5 metros que alcanzaron al olas al momento de los maremotos que han afectado el sector.
El problema está en que muchos de sus habitantes quieren seguir viviendo en el mismo lugar.
