Las manchas en los dientes de los niños pueden revelar futuras caries y fracturas
El esmalte es la capa de tejido más externo de los dientes y el material más duro del cuerpo de un mamífero. Protege a la dentina, al cemento y a la pulpa dental que contiene los vasos sanguíneos y los nervios. Se trata de un tejido diseñado para resistir las fuerzas de la masticación y las variaciones químicas y térmicas. Sin embargo, es vulnerable a ciertos factores, como los ácidos producidos por las bacterias a partir de los alimentos, causando lesiones de caries dental.
Contrariamente a lo que suele creerse, el esmalte dental no es blanco sino traslúcido y el color de los dientes dependerá del que tenga la segunda capa, la dentina. Un diente saludable presentará un color entre blanco y amarillento. Sin embargo, hay variaciones que dependen del tono de la piel, la edad y las regiones del diente. Por ejemplo, en el cuello del diente, la capa del esmalte es más delgada en comparación con el resto de la corona dental. En condiciones saludables, esta región se encuentra cubierta por la encía, por lo que no se puede apreciar el cambio de color a menos de que exista pérdida de este tejido.
El esmalte dental comienza a formarse en el interior de los huesos maxilares antes de que los dientes erupcionen en la boca. Nace a partir de una matriz rica en proteínas que, posteriormente y mediante mecanismos moleculares, se mineraliza. El esmalte queda conformado definitivamente por un 97 % de minerales (fosfato de calcio) y aproximadamente un 3 % de material orgánico (proteínas) y agua.
Aunque el esmalte dental está diseñado para durar toda la vida, existen enfermedades que afectan su calidad y cantidad desde la etapa de formación. Estas afecciones pueden ocasionar dolor, hipersensibilidad dental y un mayor riesgo de desarrollar lesiones de caries y fracturas.
¿Qué es la hipomineralización molar incisivo?
La enfermedad conocida como hipomineralización molar incisivo (HMI) es un defecto cualitativo del esmalte que da como resultado un tejido frágil. Este defecto se debe a que el esmalte se encuentra menos mineralizado y existe mayor contenido orgánico de lo normal. Esto también ocasiona pigmentaciones que ayudan a detectar el problema.
Se percibe a través de manchas de color blanco, amarillento o marrón en uno o más de los cuatro primeros molares permanentes, así como en los incisivos. También puede afectar a los segundos molares de la dentición de leche. Aunque, por lo regular, el diagnóstico de HMI se realiza en niños de ocho años aproximadamente, cuando ya han erupcionado los incisivos y los molares.
Se han reportado cada vez más casos de HMI, hasta el punto de que ya ha sido identificado como un problema de salud pública global, que afecta a un número considerable de niñas y niños y genera un impacto negativo en su calidad de vida. A nivel mundial, la prevalencia alcanza el 13,5 %, pero varía según las diferentes zonas geográficas de los casos estudiados.
¿A qué se debe la aparición de HMI?
Las causas de HMI todavía no están bien acotadas, pero las diferentes investigaciones realizadas para comprender la enfermedad le atribuyen un origen multifactorial. Intervienen aspectos prenatales, como el uso de medicamentos durante la gestación, tabaquismo y alcoholismo materno o fiebres e infecciones en el último mes de embarazo. También influyen aspectos perinatales, como el parto por cesárea, partos prematuros o prolongados y bajo peso al nacer. Finalmente, inciden aspectos posnatales, como fiebres, ictericia y consumo de antibióticos, así como variables genéticas y ambientales.
Dientes menos duros por exceso de proteínas
Dentro de los defectos causados por HMI, se ha descubierto que las opacidades de color amarillo del diente afectado revelan zonas menos duras que las opacidades de color blanco. Esto se debe al menor contenido de minerales del esmalte afectado por HMI.
Las investigaciones han demostrado que la cantidad de proteínas encontradas en el esmalte afectado por HMI es entre 3 y 21 veces superior a lo normal. Otros estudios demuestran que un esmalte con este trastorno presenta entre un 60 y un 80 % menos dureza y elasticidad, en comparación con otras zonas del mismo diente sin HMI.
Implicaciones de HMI: fracturas, hipersensibilidad y caries
Debido a la poca mineralización presente en el esmalte, hay una mayor porosidad que lo vuelve más propenso a fracturas, una vez que han erupcionado los dientes. Los pacientes tienden a padecer hipersensibilidad dental ante los estímulos externos, como el aire, el frío o el calor. Estos estímulos llegan hasta el tejido de dentina y a las inmediaciones de la pulpa, pudiendo causar dificultad para comer cierto tipo de alimentos.
La hipersensibilidad impide que se realice una correcta técnica de cepillado. Esto deriva en una higiene deficiente que aumenta el riesgo de presentar lesiones de caries debido a la acumulación de placa bacteriana y restos de alimentos.
Las alteraciones en las propiedades físicas y mecánicas del esmalte afectado por HMI causan un alta tasa de fracaso de las restauraciones realizadas por los odontólogos en este tipo de dientes. El paciente sufre con frecuencia un ciclo repetitivo de restauraciones que podrían culminar en la extracción dental.
Otras enfermedades que afectan al esmalte dental
Existen otras enfermedades que afectan también al esmalte de los dientes. Son defectos dentarios del desarrollo que pueden tener características similares a HMI. Ante la presencia de anomalías en el color, resulta aconsejable acudir al dentista, quien puede diferenciar estas patologías para darles un tratamiento adecuado.
Las afecciones con las que no se debe confundir HMI son:
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Amelogénesis imperfecta. Esta anomalía genética se transmite de padres a hijos y puede afectar a los dientes de leche o a los permanentes. Se caracteriza por una capa de esmalte más delgada o nula y se presenta de forma homogénea en toda la dentición.
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Fluorosis dental. Se caracteriza por una excesiva absorción de flúor durante la formación del diente. Como resultado, las superficies dentales presentan de manera generalizada cambios en la coloración en forma de manchas o estrías con patrones iguales y bien definidos en todos los grupos de dientes.
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Hipoplasia de esmalte. Se manifiesta cuando existe menos cantidad de esmalte de lo normal debido a condiciones individuales en los dientes. No presenta un patrón del defecto en un grupo dentario, como sucede con el HMI.
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Lesiones cariosas. Suelen desarrollarse en las zonas del diente donde existe acumulación de placa dentobacteriana, como en los surcos y fosas de los molares en la parte oclusal o en los contactos interproximales de los dientes.
Alternativas de tratamiento para HMI
Los pacientes con HMI tendrán más necesidad de tratamientos dentales a lo largo de su vida. Esta circunstancia se traducirá en abordajes preventivos, restaurativos, extracciones y ortodoncias. Destacan las restauraciones con resinas, coronas de acero y otros materiales y, en los casos mas severos, el tratamiento de la pulpa o la extracción dental.
Dentro de las restauraciones con resinas o materiales adhesivos, el pronóstico será reservado dependiendo del daño del diente y de la ubicación del mismo, ya que la estructura en donde será colocado no presenta características ideales para este tipo de intervención.
Las coronas metálicas preformadas representan otra alternativa para la restauración. Constituyen una opción viable para este tipo de dientes, ya que no dependen del estado de los tejidos remanentes. Se adaptan de manera mecánica, evitando que haya un desarrollo de lesiones cariosas o de fracturas posteruptivas.
En los casos más extremos, donde la extracción dental por HMI esta indicada, se recomienda la intervención de un ortodoncista, quien hará una planificación adecuada para cerrar los espacios que dejará el molar o molares permanentes extraídos.
Es recomendable acudir al dentista en las primeras etapas de la vida, especialmente si se aprecia una condición distinta en color, forma o sensibilidad en algunos de nuestros dientes. El profesional realizará el plan de tratamiento mas adecuado según cada caso.
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