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Una unión civil causa furor en Italia

Una unión civil causa furor en Italia
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Dos monjas decidieron colgar los hábitos y registrar legalmente su relación de pareja.

Este viernes, el diario italiano "La Repubblica" publicó una entrevista con Federica e Isabel, dos monjas que decidieron colgar los hábitos y registrar legalmente su relación de pareja el pasado 28 de septiembre.

El periódico turinés "La Stampa" informó que la ceremonia civil había sido presidida por el alcalde de Pinerolo y la religiosa, por Franco Barbero, quien fue expulsado del sacerdocio en 2003 por Juan Pablo II por bendecir a parejas homosexuales.

Pero lo que ha llamado la atención de la opinión pública italiana hacia estas mujeres no es la oficialización de su vínculo amoroso –después de todo, las uniones civiles entre personas del mismo sexo fueron legalizadas en Italia en mayo de 2016–, sino la reacción del Papa Francisco, cuyos pronunciamientos sobre las relaciones erótico-afectivas entre personas del mismo sexo son cuando menos contradictorias.

"¡Cuánta tristeza en el rostro del Papa cuando le he leído la noticia de las dos ‘monjas' esposas!”, afirmó vía Twitter el sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, Angelo Becciu. Las dos exreligiosas aseguraron en la entrevista con "La Repubblica” que habían rechazado "un consejo que se escucha a menudo en los conventos: el de vivir juntas como hermanas: 'basta que no digan nada y no provoquen escándalo'.

Hay muchos casos como estos: sacerdotes y religiosas que viven clandestinamente sus relaciones con hombres y mujeres. Pero en el Evangelio, Jesús condena la hipocresía, no a los homosexuales. Y por eso hemos decidido dejar la vida religiosa y emprender un camino de libertad, fe y serenidad, sin escándalo", recordaron.

Afirmaron también que la suya ha sido "una elección difícil pero no infeliz", aunque confesaron cierto temor ante la vida fuera de los muros del convento. "Dejar el hábito religioso significa hallarse de un día para otro en la condición de quien no sabe cómo juntar comida y cena, encontrar un trabajo, sin ayudas ni pensiones.

Quien sale del convento, en vez de ser ayudado a reinsertarse en la sociedad, es abandonado", dijeron a ese medio. En la entrevista, las religiosas aluden a una respuesta que el Papa Francisco dio cuando se le preguntó sobre el tema de la homosexualidad: "¿Quién soy yo para juzgar?".

"El papa ha dicho '¿quién soy yo para juzgar? Nadie debería juzgar. Esa frase nos ha abierto el corazón", señalaron las exreligiosas, que han invitado a los que se encuentren en su misma situación dentro de la Iglesia a "no tener miedo". 

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