Una potente explosión solar rompió el escudo protector de la Tierra en 2015
Una gigantesca tormenta solar que en junio de 2015 alcanzó nuestro planeta fue tan potente que logró romper el campo magnético que protege la Tierra.
Así lo ha dado a conocer un nuevo estudio publicado por físicos de la India, el cual sugiere que una "eyección de masa coronal" en 2015 debilitó temporalmente el escudo protector de la Tierra, permitiendo que el plasma solar y la radiación de la misma tormenta llegaran más fácilmente a la atmósfera.
El 21 de junio de 2015 el Observatorio Solar y Heliosférico de la NASA registró una poderosa explosión de masa coronal que despidió plasma hacia el espacio a unos 1300 kilómetros por segundo.
Cuando el estallido alcanzó la Tierra, unas 40 horas más tarde, la fuerza con que golpeó el campo magnético causó una compresión masiva de la magnetosfera. Esta no pudo soportar la presión y se "rompió" temporalmente, lo que permitió la entrada de las partículas solares a la atmósfera.
GRAPES-3, el detector de rayos cósmicos
Esto causó numerosas e intensas auroras boreales y pérdida de señales de radio en el hemisferio norte. Fue en ese momento cuando GRAPES-3 detectó la tormenta y comenzó a recoger datos.
Se trata de un gigantesco detector de rayos cósmicos instalado en India y capaz de “cazar” los muones (partículas magnéticas que se crean cuando los rayos cósmicos golpean la atmósfera) de las tormentas solares para el análisis de los físicos del Laboratorio de Rayos Cósmicos del TIFR (Tata Institute of Fundamental Research), en Ooty.
Ese 22 de junio hubo un aumento significativo en el número de muones y un debilitamiento del campo magnético de la Tierra que permitió que los rayos cósmicos fluyeran través de la magnetosfera hacia la atmósfera sin ser desviados.
Última defensa
Ese campo magnético es la última línea de defensa contra las partículas del espacio. Además de afectar transmisiones radiales, el funcionamiento de satélites y de GPS también puede verse afectado.
Para las operaciones espaciales también significa un riesgo mayor. Así por ejemplo, los astronautas que se encuentran en misiones por encima de la atmósfera se exponen a estas lluvias de partículas magnéticas (radiación) que pueden afectar su ADN, con el potencial peligro de causar cáncer.
La tecnología que permitió este descubrimiento también puede ayudar a la detección temprana de tormentas solares, y con ello salvar billones de dólares en pérdidas. Con solo unas horas de aviso previo, las redes eléctricas podrían redistribuir las corrientes para reducir su vulnerabilidad y los aviones que vuelan rutas polares podrían ser reencaminados para evitar perder contacto radioeléctrico con los controladores, por ejemplo, publica Science.