Una extraña estrella comienza a lanzar ondas de radio luego de una década de silencio
La segunda mitad del siglo XX fue una verdadera época de oro para la astronomía. Se descubrieron varios objetos que solo habían sido teorizados y los avances tecnológicos de finales de siglo permitieron encontrar con certeza varios tipos de estrellas, ya sea con telescopios que ven luz visible, como el Hubble o algunos acondicionados para captar rayos x y ondas de radios, como el telescopio Chandra.
En el año 2004 se encontró el magnetar XTE J1810–197, una especie de pulsar, que es una estrella que ya gastó todo sus átomos de hidrógeno y helio, colpasando por la gravedad en un núcleo pequeño que gira a gran velocidad y que tiene una gran masa.
Los magnetares emiten fuertes ondas de radio y según la revista Live Cience, los astrónomos han creído durante mucho tiempo que tales “imanes cósmicos” transportan campos magnéticos, tienen una intensidad de más de un millón de veces que las estrellas de neutrones típicas y más de un billón de veces más poderosos que los de la Tierra.
Esos campos magnéticos parecen ser la fuente de intensos destellos de energía electromagnética que podemos detectar desde la Tierra a medida que el magnetar gira.
Aun así, los científicos no saben por qué las emisiones de radio de XTE J1810–197 se fueron a dormir o por qué se despertaron; Los magnetares se encuentran entre los objetos más raros y menos comprendidos en el catálogo estelar de la humanidad.
Cuando XTE J1810–197 apareció por última vez a través de telescopios, actuó de forma errática, cambiando violentamente su perfil de pulso durante períodos de tiempo relativamente cortos. Ahora, su comportamiento es más estable, informaron los astrónomos. Al mismo tiempo, el par de torsión que hace girar la estrella parece haber aumentado significativamente, un rasgo que, según los investigadores, es común a los púlsares después de sus períodos latentes.
El despertar de la estrella fue realizado gracias a la astrónoma Lina Levin, de la Universidad de Manchester en el Reino Unido,quien luego de que XTE J1810–197 se durmiera, encargó a un radiotelescopio que lo vigilara periódicamente, de lo contrario no se hubiesen percatado de las ondas de radio.