En materia de higiene y limpieza, hay cosas que en estos tiempos no cuestionamos.
Pensamos que hay que bañarse todos los días. Que para una buena higiene personal, hay que usar productos especialmente formulados.
Y que generar basura es inevitable.
Pero hay gente que desafía estas creencias.
Te recordamos tres ejemplos que llamaron la atención de nuestros lectores este año. ¿Qué te parecen?
1. No se puede vivir sin champú
Quería ahorrar dinero, reducir las sustancias que aplicaba a su cuerpo y simplificar su vida.
Y entonces, en 2012, decidió dejar de usar champú.
Es la historia de la británica Lucy Aitken Read, quien un día de 2012 decidió pasar de tres productos para la limpieza del cabello a solo agua.
Después un comienzo poco auspicio en el que su cabello lucía "horrible", seguido de otra temporada en el que se veía "regular", llegó a un estadio en el que "tiene un pelo maravilloso", según le contaba en abril a la BBC.
De hecho, en Reino Unido hay todo un movimiento que promueve el abandono del champú, al que consideran un producto dañino para el cuerpo y contaminante para la naturaleza: se llama No Poo (abreviatura de la voz inglesa "no shampoo", no champú).
Y gana adeptos día a día.
2. No se puede no generar basura
Los frascos de champú y los envoltorios de jabón son apenas dos de los desperdicios que generamos con tal frecuencia, que no lo cuestionamos.
Un día, la neoyorquina Lauren Singer miró estos y otros objetos en un cubo de basura que tenía en su casa y se preguntó cómo era posible que ella sola produjera tanto desecho.
Entonces tomó la resolución de cambiar. Y como le contó a BBC Mundo, logró crear un estilo de vida sin basura.
Eso incluye desde el consumo de alimentos a granel hasta la mezcla de su propio jabón y detergente, hasta el reciclaje -en la forma de compost- del papel higiénico usado.
"Tienes la posibilidad de vivir sin generar basura. Es tu elección", aseguró.
3. Las toallas sanitarias y tampones son la única opción para la menstruación
A esta historia llegamos en medio de una coyuntura noticiosa: en enero se reportó una cierta escasez de toallas sanitarias y tampones en Argentina, debido a restricciones en las importaciones impuestas por el gobierno.
Esto nos llevó a investigar a qué alternativas pueden recurrir las mujeres, a falta de estos productos tradicionales.
Nos encontramos con métodos que preceden a las famosas toallas, como las esponjas marinas. Y nos encontramos con opciones que son controversiales pero están creciendo en popularidad, como las copas menstruales.
La clave en todos ellos es la posibilidad de reutilizarlas.
Pero también en esto está el problema: por los riesgos que representa el reuso en términos de higiene.