Cada día, despegan y aterrizan en el mundo decenas de miles de aviones.
Y, a medida que aumenta el número de vuelos, lo hace también la congestión de las pistas de aterrizaje.
La falta de capacidad en algunos aeropuertos es una de las principales limitaciones para el transporte aéreo. De ahí que la demanda para construir pistas de aterrizaje sea cada vez mayor.
La pista es la parte más importante del aeródromo. Necesita ser lo suficientemente larga y ancha para que las aeronaves puedan despegar y aterrizar en ella sin problemas.
Su diseño apenas ha cambiado desde que se inventaron los primeros aeropuertos.
Sin embargo, el impacto medioambiental que generan es enorme.
Pero ¿y si fueran circulares?
"Una pista circular [de 360 grados] permitiría a los aviones despegar y aterrizar en cualquier dirección, acortando las trayectorias, evitando el viento de costado y facilitando el aterrizaje con cualquier clima", asegura la Comisión Europea en el sitio web de su proyecto "Endless Runway" (pista de aterrizaje sin fin).
El organismo europeo se embarcó en esta iniciativa en 2012 y comisionó una investigación que duró dos años para evaluar las posibilidades reales de este tipo de pistas.
Y lo puso a prueba con varios simuladores, llegando a la conclusión de que el proyecto era "viable".
El experto en aviación Henk Hesselink, del Centro Aeroespacial de Holanda que dirigió la investigación, dice que permitiría ahorrar energía y reducir el impacto sonoro.
"Mi idea es una pista de aterrizaje circular. Las aeronaves pueden despegar y aterrizar en varios puntos de ese círculo para evitar el viento lateral y tener solamente viento frontal", le contó el especialista a la BBC.
Pero la idea no es nueva.
De hecho, el debate existe desde los primeros días de la aviación y a mediados de la década 1960 se hicieron varias pruebas militares. La Comisión Europea ha tomado el relevo de esos experimentos.
Pero, ¿por qué no funcionaron?
1. Son más costosas
La construcción de una pista de aterrizaje circular es compleja y requiere más cantidad de material que una pista convencional.
"Una de las razones por las cuales las pistas circulares permanecieron en un nivel experimental fue, probablemente, los costos de ese tipo de pistas y la necesidad de nuevos procedimientos y técnicas", explica Hesselink en el informe final del proyecto.
En ese sentido, el gasto de construcción es mucho mayor que el de una pista convencional "por la inclinación lateral que requiere y por una mayor anchura de la pista (98 metros en lugar de 60) y largo (10.000 metros frente a un máximo de 4.000)", explica el holandés.
"Los aeropuertos existentes podrían necesitar un espacio tres o cuatro veces mayor del que disponen actualmente (incluidos todas las zonas necesarias libres de obstáculos)", escribió en la plataforma de preguntas y respuestas Quora Sable de Oliveira, quien tiene un doctorado en ingeniería y ciencia computacional y trabaja como planificadora en el aeropuerto de Dublín (Irlanda).
"Es una inversión de capital enorme y, probablemente, sólo factible para nuevos terrenos sin edificar", sostiene Oliveira.
2. Su mantenimiento es complejo
Si cae nieve sobre ellas, retirarla no es fácil.
Y en caso de desastre, la pista debería cerrarse por completo hasta que se recojan todos los escombros, obligando a cancelar muchos más vuelos que en una pista habitual, explica Ramesh Nagaraj, de la Anna University de Chennai (India).
"Los aeropuertos convencionales con dos o más pistas pueden cerrar una de ellas por mantenimiento mientras usan otra. Pero eso no puede hacerse en una pista infinita (circular)", escribe Nagaraj en Quora.
"Incluso si el mantenimiento se lleva a cabo parte por parte, resultaría muy complicado para el equipo y para los trabajadores hacerlo en una pista inclinada con golpes de aire frecuentes y la turbulencia y ruido de los motores".
Además, su expansión sería mucho más complicada que la de una pista en línea recta. Según Nagaraj, "imposible".
Aunque Hesselink tuvo eso en cuenta durante su investigación y dejó "más espacio disponible dentro del círculo para futuras expansiones".
3. No pueden construirse en cualquier lugar
La construcción de las pistas circulares requiere bastante espacio, pues las pistas son más amplias.
Según Hesselink, su pista circular sería capaz de gestionar el trabajo de cuatro pistas de aterrizaje convencionales y permitiría el despegue y aterrizaje de hasta tres aviones a la vez.
Entre las ventajas se encuentra la posibilidad de hacer vuelos más eficientes que requieran menos combustible.
Pero "el tamaño total del aeródromo sería considerablemente diferente al de los aeropuertos actuales" y "no está claro cuánto espacio se necesitaría para el propio aeropuerto, área de apoyo o zona industrial", señala la Comisión Europea en su informe.
Eso hace que no puedan construirse en cualquier lugar. Por ejemplo, en islas pequeñas, dice Nagaraj.
4. El aterrizaje supone todo un reto
Es mucho más complicado gestionar el tráfico aéreo si se incrementa el número de aterrizajes por pista.
Además, el hecho de que haya más de un avión en la pista incrementa su peligrosidad.
Por otra parte, lograr aterrizar un avión sobre una pista circular no es lo mismo que hacerlo sobre una pista en línea recta.
"Aterrizar no es lo mismo que tocar tierra. Y puede suponer un reto mucho más grande en una pista circular que en una pista recta porque el viento lateral varía constantemente", dice Philip Greenspun, ingeniero del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) en la última entrada de su blog de la Universidad de Harvard, que dedica a esta cuestión.
Según Greenspun, un aterrizaje de esas características requiere habilidades extraordinarias.
Sería necesario entrenar específicamente a los pilotos para este propósito. Y cambiar completamente el entrenamiento de los pilotos, lo cual generaría un impacto económico aún mayor.
Además, podría haber complicaciones relacionadas con la dirección del viento.
"Por lo visto, no tuvieron en cuenta lo difícil y peligroso que se volvería el trabajo de los pilotos", dice el especialista en computación Daniele Paolo Scarpazza.
Y para Chris Habig, instructor de vuelo y piloto de los Estados Unidos y de United Airlines, la idea "no es práctica".
"El hecho de que haya más de un avión al mismo tiempo es peligroso. Parece inservible con mal tiempo. Y muchas cosas funcionarían de manera diferente, presentando problemas para controladores aéreos y pilotos. Nos gusta el orden y la previsibilidad", dice Habig.
5. ¿Quién se atreve a volar?
Por último, está la cuestión de convencer a los pasajeros de que este tipo de pistas son una buena idea.
El hecho de que aterricen hasta tres aviones al mismo tiempo puede resultar aterrador para muchos, especialmente si ya lo era la idea de aterrizar en una pista tradicional.
"Los pasajeros experimentarán un ligero giro similar a un giro en el aire", dice Hesselink.
"Por las fuerzas centrífugas, la nave irá más despacio de forma automática y se dirigirá hacia el centro de la pista. Ni los pilotos ni los pasajeros tendrán la sensación de estar en una montaña rusa", asegura el científico.
Pero ¿quién se atreve a probarlo?