No es ningún secreto que el Galaxy Note 7 de Samsung se convirtió en la pesadilla de la compañía surcoreana durante los últimos meses.
A tan solo dos semanas de su lanzamiento (en agosto), ya se habían documentado más de 30 casos de teléfonos que explotaban. Con el tiempo la situación empeoró, hasta que la empresa no tuvo más remedio que llamar a revisión a los dispositivos y cancelar las ventas.
El fenómeno tuvo tal alcance que incluso obligó a desalojar un avión en Estados Unidos y varias aerolíneas prohibieron ese modelo de celulares en sus aeronaves.
Samsung todavía no ha emitido los resultados finales de su investigación, cuyos detalles serán publicados el próximo 23 de enero, pero dijo en octubre que "detectaron un problema en las celdas de las baterías", las cuales "se sobrecalientan al entrar en contacto el ánodo con el cátodo".
Algunos científicos llevan tiempo tratando de buscar una solución para evitar ese problema.
Y un equipo de investigadores la Universidad de Stanford, en EE.UU., acaba de dar con la solución: una batería que contiene en su interior un material que extingue el fuego si ésta se sobrecalienta.
Una especie de extintor de incendios dentro del teléfono.
Extintor incorporado
Gracias a unas sustancias químicas -fosfato de trifenilo (TPP)- que actúan como retardante de llamas y se liberan cuando las cápsulas que las cubren alcanzan unas temperaturas de 150 grados centígrados, evitan la explosión.
Durante las pruebas, las llamas fueron extinguidas en 0,4 segundos.
No es la primera vez que se intentan incorporar este tipo de sustancias dentro de las pilas, pero hasta ahora no habían sido exitosos.
"Los problemas de seguridad siguen siendo una cuestión importante que dificulta significativamente sus aplicaciones prácticas", explican los investigadores en la revista Science Advances.
"Se han hecho esfuerzos considerables por resolver este asunto [...] pero el riesgo de que la pila entre en llamas sigue existiendo".
"Con el uso de nuestros separadores inteligentes el rendimiento de la batería no se verá afectado", asegura Yi Cui, el científico a cargo del proyecto.
Las baterías recargables de iones de litio ("Li-ion") comenzaron a comercializarse en la década de 1990 dentro de toda clase de aparatos tecnológicos, desde computadoras hasta teléfonos, y utilizan una sal de litio para crear la reacción que genera la energía.
Una versión de tamaño más reducido la constituyen las baterías de polímero de litio ("LiPo"), con características similares.
Riesgo latente
Samsung no es la primera empresa que tiene problemas con las baterías de litio, las cuales también han causado explosiones en cigarrillos electrónicos, autos Tesla y patinetas eléctricas.
Según Hideki Yasuda, analista del Ace Research Institute de Tokio (Japón), "los fabricantes de celulares inteligentes están tratando de comprimir esas baterías en soportes pequeños y finos". Pero "esa moda genera cada vez más una tendencia a la sobrecarga".
Ian Fogg, analista en IHS, dice que la tecnología de las baterías ha sido más lenta en evolucionar que los dispositivos que las requieren.
"Existe un enorme presión para mejorar la tecnología de las baterías. Es una de las áreas que está frenando [el avance de] los dispositivos móviles y de una serie de otros productos", le dijo Fogg a la BBC.
"Los fabricantes han estado equilibrando la demanda de los consumidores para que las baterías duren más y el desarrollo de aparatos más potentes con mejores gráficos y pantallas más grandes, con la sofisticación de las baterías".
"Es muy difícil impulsar la capacidad de las baterías y siempre existe el riesgo de que una batería en cualquier dispositivo pueda fallar".
Pero Cui dice que su solución es efectiva: "Si hay una fuga térmica, el retardante se activará y cortará el fuego de raíz".