La reconocida empresa multinacional de tecnología estadounidense, “International Business Machines Corp.” (IBM), junto al Instituto de Bioingeniería y Nanotecnología de Singapur han desarrollado una macromolécula que podría ayudar a prevenir las infecciones de virus mortales que muestran resistencia a los fármacos, como el zika, el ébola, el dengue o el herpes.
Se trata de un tipo de molécula de gran tamaño formada por un gran número de átomos, que ha sido catalogada como “la molécula definitiva para tratar y destruir cualquier virus”.
Según el medio Omicrono, la macromolécula cuenta con varios componentes especializados que permiten combatir las infecciones y detener la replicación de los virus en tres pasos: primero, dispone de un componente que atrae a las proteínas en la superficie del virus para desactivar su capacidad para infectar las células sanas; Luego, otro componente se une directamente a los receptores de las células inmunes para permitir que fluyan adecuadamente para luchar contra la infección y posteriormente, neutraliza sus niveles de acidez, evitando que puedan replicarse.
Además, la macromolécula contiene un azúcar, la manosa, capaz de unirse a células del sistema inmune humano y provocando que se acerquen más rápido a los virus para erradicar la infección más fácilmente.
Los investigadores han desarrollado un polímero con esta macromolécula antiviral y han probado su eficacia con una variedad de virus, incluyendo ébola, dengue, el virus de Marburg, influenza o herpes simple, entre otros. En los primeros ensayos no han observado ninguna resistencia y han podido comprobar que la macromolécula elude las mutaciones normales que permiten a los virus escapar de las vacunas.
Según se explica en Computer Hoy, a corto plazo, esta macromolécula podría ser utilizada para la fabricación de detergentes o jabones antivirales que puedan desinfectar cualquier superficie. Gracias a esto, aplicando una pequeña cantidad de la macromolécula disuelta en agua se podría neutralizar toda una habitación infectada con ébola, por ejemplo.
A largo plazo, este avance puede servir para desarrollar una nueva técnica de vacunación que podría ayudar a prevenir una gran variedad de infecciones virales.