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Siete razones para amar a los leones

Siete razones para amar a los leones
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Sus melenas, rugidos y origen siguen siendo un misterio. Mientras miles de personas en el mundo lamentan la muerte del león Cecil a manos de un cazador de EEUU., un periodista de la BBC celebra la existencia de la especie.

Los leones son grandes, impresionantes. Y están amenazados tanto por cazadores, como demostró la muerte del león Cecil en Zimbabue a manos de un dentista estadounidense, como por la pérdida de hábitat.

A continuación, siete razones por las que creo debemos celebrar la existencia de los leones.

Aún no sabemos por qué rugen

Solo ciertas especies de felinos rugen, los llamados grandes felinos, como los leones, tigres y jaguares, que tienen una estructura especial en sus gargantas para lograr este sonido.

Se cree que los leones (Panthera leo) rugen para comunicarse, especialmente a larga distancia. Pero los científicos no han logrado explicar aún por qué lo hacen con sonidos tan graves.

En 2010, los investigadores Gustav y Marcell Peters del Museo de Investigaciones Zoológicas Alexander Koenig en Bonn, Alemania, analizaron la frecuencia promedio de los mensajes a larga distancia de 27 especies de felinos.

Los científicos confirmaron que los felinos que viven en espacios más abiertos, como los leones o los gatos de las arenas o del desierto (Felis margarita) producen sonidos más graves, mientras que aquellos que habitan en ambientes de mayor densidad como bosques se comunican con frecuencias más altas. Este último grupo incluye al gato montés (Felis silvestris), la pantera nebulosa (Neofelis nebulosa) y el poco conocido gato jaspeado (Pardofelis marmorata).

Pero esto no parece tener sentido, ya que los sonidos de alta frecuencia son más afectados por la vegetación densa, según investigaciones anteriores. Y los de baja frecuencia son más perturbados por la turbulencia del aire en espacios abiertos, por lo que el rugido de un león pueden no alcanzar su máxima distancia en las sabanas de África.

Otra posibilidad es que debido a su tamaño los grandes felinos simplemente producen sonidos más graves. Eso explicaría la diferencia entre el rugido de un león y el miau de un gato.

Sin embargo, cuando los científicos estudiaron los genes de varias especies de felinos encontraron que el peso corporal no parece ser un factor determinante en el tipo de frecuencia.

Sus melenas siguen siendo un misterio

Los leones machos tienen una característica única entre los felinos: su melena, que consiste en pelos de hasta 23 cm de longitud, desde prácticamente blancos hasta casi negros y que pueden cubrir la cabeza, cuello, hombros y hasta el pecho.

Durante mucho tiempo se asumió que la melena ayudaba a los leones a protegerse de posibles heridas, una idea incluso expresada por Charles Darwin.

Pero hay otra razón: las melenas funcionan como una señal sexual para las hembras y son un indicio de la salud y virilidad del macho.

Los machos con melenas más oscuras, por ejemplo, presentan niveles más elevados de testosterona, viven más años y tienen mayores posibilidades de sobrevivir luego de ser heridos. Sus crías también tienen mayores probabilidades de llegar a la edad adulta.

Para ayudar a resolver el enigma, un grupo de científicos comparó en 2006 el desarrollo y morfología de las melenas de una población de leones en África con las heridas en estos animales.

Los investigadores no hallaron pruebas contundentes de que las melenas protegen a los leones de posibles lesiones, lo que indica que la idea de Darwin no parece ser acertada.

Podría ser que las melenas sí evolucionaron en primer lugar para cumplir esa función de defensa, pero posteriormente su uso se orientó principalmente a atraer a las hembras.

Los leones pueden contar

Los leones parecen tener una habilidad rudimentaria para distinguir cantidades.

Cuando una manada de leones oye el rugido de un león extraño que se aproxima, dos o tres hembras de la manada, en lugar de una sola, se desplazan para salir al paso del intruso.

Pero si la manada oye los rugidos de dos leones que se aproximan, las hembras duplican esfuerzos y se desplazan en un grupo de cuatro a encontrar a los extraños.

En su propia forma, estos felinos parecen distinguir cuantos compañeros o intrusos están a su alrededor.

Los leones pueden hacer muecas

Cuando un león huele algo interesante arruga la nariz, retrae los labios y aprieta los dientes, mostrando una expresión similar a una mueca de dolor.

Esta expresión es conocida como la respuesta de Flehmen, una reacción durante la cual los leones maximizan la entrada de aromas a través de sus fosas nasales, reteniendo los olores durante varios segundos.

La respuesta de Flehmen (del alemán flehmen, que significa arrugar el labio superior), es un tipo particular de movimiento de retracción en los labios de algunos mamíferos, que facilita la detección de sustancias químicas por el olfato.

Esta mueca permite que los olores pasen sobre un órgano sensorial en el paladar llamado órgano vomeronasal u órgano de Jacobson, un órgano auxiliar del sentido del olfato en algunos vertebrados.

El órgano está localizado en el llamado hueso vómer, entre la nariz y la boca. Neuronas sensoras dentro del órgano detectan distintos compuestos químicos.

Este comportamiento permite que los animales detecten compuestos en la orina y determinen, por ejemplo, si una hembra está en celo, o cuánto hace que un animal pasó cerca.

Es una reacción comúnmente vista en los caballos sementales, cuando huelen la orina de una yegua en celo.

Los leones forman "pandillas"

Los leones son la única especie de felinos que viven habitualmente en grupos numerosos, llamados manadas.

Por qué lo hacen es aún un misterio. Una posibilidad es que las hembras integran un mismo grupo para cooperar a la hora de cazar. Pero no se ha establecido un vínculo claro entre el número de leones que cazan juntos y su éxito a la hora de someter una presa.

Otra teoría es que los leones forman manadas para proteger en forma más efectiva su territorio. Varias especies de animales, desde insectos hasta primates, forman grupos para defender sus territorios de posibles competidores.

Sin embargo, aunque hay evidencia anecdótica de que los grupos grandes tienen una ventaja competitiva, la idea no ha sido demostrada.

Recién en 2009 se divulgó un estudio más extenso sobre por qué los leones forman manadas.

Los ecólogos Anna Mosser y Craig Packer de la Universidad de Minnesota en St. Paul, Estados Unidos, publicaron un estudio de 38 años que analizó el comportamiento de 46 manadas de leones en el Parque Nacional Serengeti, en Tanzania.

El estudio reveló que los leones forman manadas para defender su territorio de otros leones, no para cazar en forma más efectiva. En otras palabras, estas manadas funcionan de alguna manera como pandillas que protegen su territorio de extraños. Cuanto mayor la pandilla, más exitosos son los leones en controlar los mejores territorios.

Las manadas con un mayor número de hembras no sólo producen además más crías, sino que las hembras tienen menor probabilidad de ser heridas o muertas por otros leones extraños.

Los leones tienen dos tipos de organización social. Algunos viven en manadas de cerca de cinco o seis hembras emparentadas, sus crías de ambos sexos y uno o dos machos conocidos como la "coalición", que se aparean con las hembras adultas, aunque el grupo de machos puede ser considerablemente mayor.

En esta organización, los machos son expulsados del grupo materno cuando alcanzan la madurez.

Otro tipo de organización es el de los nómadas, que se desplazan por grandes territorios solos o en parejas.

Los leones tuvieron un origen incierto

Nuestros ancestros vivieron junto a los grandes felinos en África, pero los científicos solo descubrieron recientemente, en 2014, de donde provienen los leones.

Y es que revelar el misterio de la historia de los leones no ha sido fácil.

Es difícil hallar fósiles de animales que habitaron regiones tropicales. Los leones además han sido perseguidos y poblaciones enteras han sido exterminadas por la actividad humana. La falta de datos continuos en los registros fósiles y en la distribución geográfica ha dificultado cualquier reconstrucción del pasado.

Por esa razón, un equipo internacional de científicos liderados por Ross Barnett, de la Universidad Durham, en el noreste de Inglaterra, analizó muestras de ADN de leones en museos alrededor del mundo, incluyendo especies ya extintas como el león del Atlas o león de Berbería (Panthera leo leo), el león de Irán y otras especies del centro y oeste de África.

La investigación confirmó que el ancestro común más reciente de los leones modernos vivió hace alrededor de 124.000 años.

Los leones modernos evolucionaron luego en dos grupos. Unos viven en el este y sur de África y el otro incluye especies de leones en el centro y oeste de África y en India.

Este segundo grupo se encuentra amenazado, lo que significa que la mitad de la diversidad genética de los leones modernos está en riesgo de extinción.

El estudio también demostró que los leones del oeste y el centro de África están más emparentados a los de India, que los leones de Somalia o Botsuana.

Y algunos leones han tenido un destino enigmático

Algunas subspecies de leones son verdaderos misterios.

La última población de leones silvestres en Asia (Panthera leo persica) vive en el área protegida Gir en el estado de Gujarat, en el oeste de India.

Esta subespecie estuvo en el pasado en peligro crítico de extinción, pero sus poblaciones se han venido recuperando gracias a esfuerzos de conservación en las últimas cinco décadas.

La especie aún está en serio riesgo, pero estudios recientes indican que los agricultores locales son favorables a la presencia de leones y los consideran parte de su herencia cultural.

Otra subespecie, el león del Atlas, es una de las más enigmáticas de todos los predadores, tanto por su apariencia impresionante como por la incertidumbre en cuanto a su destino.

El león del Atlas llegó a ser numeroso en el norte de África y era considerado uno de los más peculiares por sus características físicas.

Tenía una gran melena y la forma de su cabeza era distintiva, más puntiaguda en la corona y con un hocico más fino.

Testimonios históricos señalan que el color de los ojos del león del Atlas era diferente, aunque no se sabe si esto era real.

Algunos relatos sugieren también que el comportamiento de estos leones era diferente, ya que tendían a vivir en pares o pequeños grupos familiares en lugar de grandes manadas.

El ultimo registro de un león del Atlas fue el de un animal abatido a tiros en Marruecos en 1927, aunque hay relatos anecdóticos de que estos leones podrían haber sobrevivido en el medio silvestre en las Montañas Atlas hasta 1942.

Sin embargo, la subespecie podría haber sobrevivido genéticamente, a través de algunos leones que pertenecieron al Sultán de Marruecos y que desde entonces se han reproducido o cruzado en zoológicos.

Investigaciones genéticas intentan determinar actualmente si la subespecie ancestral de leones del Atlas de Marruecos efectivamente logró sobrevivir.

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