La humanidad se ha transformado en el último siglo y medio. La población pasó de 1.000 millones a 7.000 millones. En países desarrollados, la esperanza de vida ha aumentado. Y físicamente, también hemos cambiado: una buena parte de nuestra especie es más alta de lo que nunca fue.
La altura promedio en países industrializados ha aumentado unos 10 cms. Pero en los últimos 150 años, son los holandeses los que van a la cabecera. Actualmente, los hombres miden alrededor de 1,88 cms y las mujeres 1,70 cms.
Ambas medidas representan un incremento de 20 cms al compararse con la altura de sus coterráneos en el siglo XIX.
¿Cómo se explica el aumento en nuestra estatura?
Alimentación y enfermedades
Esta pregunta inspiró en los años 80 a John Komlos, profesor emérito de historia económica de la Universidad de Múnich, en Alemania, quien se convirtió en un pionero en "historia antropométrica".
Esta disciplina explora como la altura varía en función de las condiciones económicas y sociales.
Sus investigaciones revelan que la fluctuación en la estatura está relacionada con la alimentación y las enfermedades, particularmente durante la niñez.
Si los niños no comen suficiente o no absorben los nutrientes de los alimentos, las posibilidades de desarrollar su potencial disminuyen.
"Salud, buena alimentación y calidad de vida son fundamentales en el aumento de estatura del adulto", afirma William Leonard, profesor de antropología de la Universidad Northwestern, en Illinois, Estados Unidos.
Casos del pasado
La historia está repleta de ejemplos que prueban este vínculo.
En la Europa occidental de finales del medioevo, después de que la peste negra redujo la población en 60%, quienes sobrevivieron tuvieron acceso a comida y a mejores condiciones de vida, lo que mantuvo a raya el esparcimiento de la enfermedad.
Por esto la altura aumentó. Los ingleses de esa época, por ejemplo, eran apenas 4 cms más bajos que en la actualidad.
Pero en el siglo XVII, ocurrió lo contrario. Los franceses medían 1,62 cms. Inviernos muy fuertes afectaron las cosechas y se produjeron muchos conflictos bélicos.
Un ejemplo actual de la relación altura-salud está en Corea del Norte y del Sur. En el norte, miden entre 3 y 8 cms menos que en el sur.
En el primer caso, el país ocupa el puesto 188 de 195 en el Índice de Desarrollo Humano de la Organización de Naciones Unidas. Corea del Sur ocupa el puesto 15.
¿Excepción?
Sin embargo, en algunos países industrializados -particularmente en EE.UU.- la altura no se ha modificado mucho desde el siglo XIX. Desde las guerras del siglo XVIII hasta la Segunda Guerra Mundial a mediados del siglo XX, los estadounidenses superaron en tamaño al resto.
Pero en la actualidad, la altura promedio es de 1,76 en el caso de los hombres y 1,63 en las mujeres, lo mismo que medían los hippies que estuvieron en Woodstock hace 45 años.
Para Komlos esto se explica porque el acceso a una alimentación adecuada y a servicios de salud en EE.UU. no es tan bueno como el que contemplan los sistemas sociales europeos.
Hay millones de estadounidenses que no tienen seguro médico y no reciben atención médica regular. Además, consumen mucha comida chatarra.
Los genes
Aunque la genética es fundamental en la herencia que recibimos de nuestros padres, en ciertas poblaciones, el aumento en la altura no puede atribuirse a este factor.
La perspectiva darwinista acerca de la sobrevivencia del más apto no aplica al Homo Sapiens moderno. Familias con pocos recursos y en mal estado de salud, suelen tener más hijos que familias más prósperas.
Un ejemplo es Níger, uno de los países más pobres y menos desarrollados pero con la tasa de fertilidad más alta del mundo. Con frecuencia, las mujeres tienen más de siete hijos.
"El cambio principal en el último siglo y medio con respecto a la altura está relacionado con que ciertas poblaciones pueden alcanzar su potencial genético en estatura, mucho más que en otras épocas", señala Leonard.
Y Komlos añade: "La lección es que el entorno pone su sello en el cuerpo humano, no la genética".
El peso de la altura
En algunas culturas, el tamaño es un símbolo de atracción y sirve para medir el potencial para prosperar económicamente, aunque la altura y la riqueza no se correlacionan linealmente.
Según un estudio publicado en 2004, una persona podía aspirar a ganar anualmente US$789 más por cada 2,5 cms adicionales que tuviera sobre la estatura promedio.
Pero la altura también puede ser una maldición. Los más altos tienen que encorvarse para pasar a través de las puertas y tienen dificultades para entrar en los autos. También tienen propensión a sufrir de ciertas enfermedades.
Robert Wadlow, el hombre más alto del que se tiene registro, es un ejemplo. Medía 2,72m debido a un desorden en la pituitaria.
Para poder caminar tenía que usar soportes, uno de ellos le generó una ampolla que se infectó y contribuyó a su muerte. Apenas tenía 22 años.
¿Se llegó al límite?
Tomando en cuenta la evolución que se ha visto en los últimos años con respecto a la altura, Komlos piensa que la humanidad alcanzó su pináculo.
"Los holandeses son tan altos como podríamos ser todos si las condiciones fueran las óptimas", afirma el profesor de historia económica.
Leonard está de acuerdo: "Los habitantes de países industrializados están alcanzando el límite de nuestro potencial genético en este aspecto", concluye.