¿Qué tan verde es tu vaso de cerveza en un partido de fútbol?
¿Qué pasaría si pusiéramos patas arriba el fútbol profesional alemán, colocando a un pequeño club en la cabeza y a un gigante en la última posición? La lucha por el dinero y el honor se asemejaría a una fábula en la que David habría golpeado de nuevo a Goliat. Pero empecemos por el principio: con la Asociación Alemana de Ayuda Medioambiental (del alemán, Deutsche Umwelthilfe (DUH)), que aboga por las tecnologías sostenibles y los productos no contaminantes. La organización coronó recientemente al equipo de segunda división, Unión Berlín, como campeón de Alemania, al tiempo que colocó al Borussia Dortmund (BVB), de primera división, en la zona de descenso.
Para ello hay que saber que el Borussia se situó tercero en la última temporada de la Bundesliga alemana, mientras que el Unión ni siquiera juega en esa liga. Entonces, ¿cómo es posible? Para el resultado de la DUH no eran importantes los logros deportivos, sino ecológicos. Concretamente, la montaña de residuos que generan ambos equipos (y todos los demás) en cada partido de la temporada.
"Las montañas de residuos después de un partido de fútbol son enormes”, afirma Thomas Fischer de la DUH. Citando una encuesta, que responden voluntariamente los clubes, Fischer cuenta que los seguidores consumen alrededor de cuatro millones de vasos de plástico en cada juego, muchos de los cuales no terminan en la basura, sino dispersos por el campo.
Alegría y tristeza
De vuelta a nuestra fábula, ¿qué opinión tienen David y Goliat sobre el estudio? Conseguir hablar por teléfono con David fue relativamente fácil. Christian Arbeit es portavoz del Unión Berlín, un club tradicional de clase obrera situado en el distrito de Köpenick, en Berlín.
Según cuenta, la victoria los tomó por sorpresa. El club no ha trabajado para conseguir esa medalla. "Estamos sorprendidos de ganar un premio solo por hacer las cosas de una forma que para nosotros es natural”, señala. Los vasos son solo una parte de la historia. "Creo que mucho más importante es que vendemos refrigerios sin cubiertos ni vajilla. Es decir, tampoco tenemos platos de cartón. La gente recibe la salchicha en pan, se la come y no queda residuo alguno”, explica.
La reacción de Goliat fue menos entusiasta. El portavoz, en este caso, es Daniel Stolpe. Rápidamente se hace evidente que el Borussia Dortmund se muestra escéptico sobre los resultados de la DUH, afirmando que no tiene en cuenta los esfuerzos del club para proteger el clima. Y es que se trata de mucho más que solo vasos.
"El BVB cubre todas sus necesidades energéticas con energía verde”, afirma Stolpe. "Además de producir energía a través de una instalación fotovoltaica de 8.800 módulos solares, colocados en el techo del estadio, e imprimir todo con papel certificado FSC (de gestión forestal) (del inglés, Forest Stewardship Council)”, añade. En otras palabras: en efecto, existe una conciencia ambiental en el Borussia Dortmund.
Sombras verdes
El ranking verde de la DUH evalúa solo los residuos generados en los partidos y deja fuera otros aspectos. Según el informe, hay clubes que han cambiado de vasos reutilizables a vasos desechables que, aunque hechos de plástico ecológico (de ácido poliláctico, PET), no son tan biodegradables como se afirma. El BVB también los utiliza.
De hecho, estos termoplásticos – que se obtienen a partir de almidón de maíz, yuca o caña de azúcar – requieren una temperatura y humedad constante para descomponerse. Contrariamente a lo que se cree, el proceso no se asemeja al compostaje, ya que no libera nutrientes. Pero la mayor espina, para los ecologistas, es la cuestionable huella ecológica del material.
El maíz procedente de Estados Unidos, que se utiliza para fabricar el producto, depende en gran medida del uso de pesticidas y herbicidas. Asimismo, las materias primas y los vasos tienen que viajar alrededor del mundo para calmar la sed de los hinchas en la ciudad alemana de Dortmund. Un desastre para el medio ambiente, según la DUH.
La diferencia está en la multitud
Pero, ¿cómo se mide un desastre ecológico? El tamaño de la multitud de espectadores es el punto clave, afirman tanto David como Goliat. En el estadio de fútbol del Unión Berlín, Alte Försterei, hay aforo para unos 22.000 aficionados.
El Signal Iduna Park en Dortmund, sin embargo, que antes se llamaba Westfalenstadion, es el mayor estadio de fútbol de Alemania y tiene capacidad para albergar a 81.000 personas. Por lo tanto, la cantidad de bebida que consumen es mayor. Incluso si el Unión aumentara su capacidad de estadio a 37.000 asientos, como se ha anunciado recientemente, seguiría siendo pequeña en comparación con el Borussia.
A menudo, bares y organizadores de eventos cobran un depósito de aproximadamente un euro por envase, que los consumidores recuperan al devolverlo. Pero eso no es tan fácil con grandes multitudes, según Daniel Stolpe.
"También tenemos una filosofía de servicio, junto con razones de seguridad e higiene. Si hay 80.000 personas en el estadio y todos compran una bebida, entonces tendrán que hacer una segunda cola para devolver su vaso y recuperar el dinero del casco” explica. Por ello, el Borussia ha colocado unos 200 tubos especiales por todo el estadio, para que los seguidores puedan introducir los vasos en lugar de tirarlos al suelo. No obstante, para ello, las personas deben hacer de nuevo cola. Otra opción sería prescindir del dinero y llevarse el envase como recuerdo a casa.
¿Tienen los clubes de fútbol que ser héroes verdes también?
De todas formas, está claro que se podría hacer más, independientemente del club. Y eso es precisamente lo que el informe de la DUH pretende destacar. Los clubes deben ser modelos ambientales para todos aquellos que semanalmente hacen una peregrinación al estadio. Pero, ¿funciona? Depende.
"No sé si los clubes de fútbol tenemos que adoptar el papel de modelo, o si es mucho mejor actuar y pensar de la forma más verde posible”, opina Stolpe. "Pero claro que entendemos que es nuestro deber divulgar que los vasos tienen que ser introducidos en los tubos para ello y no ser arrojados al suelo, ¡y lo hacemos con mucho gusto!"
Por su parte, Christian Arbeit advierte sobre la sobrecarga de los clubes con demasiados asuntos. "Ya somos modelos a seguir para la justicia y la integración. ¿Y ahora también para la reducción de residuos?”, se pregunta. Arbeit cree que sería una pena que los equipos de fútbol tuvieran que asumir ese papel.
Ambos están de acuerdo en que todo el mundo tiene que poner de su parte en la lucha a favor del medio ambiente. Y, si en un futuro, la DUH analiza el uso de la energía solar para sus estudios, esta vez Goliat podría acabar golpeando a David. Mientras tanto, la atención está puesta en los partidos.