¿Qué se siente ser un perro?: así funciona la compleja mente canina
¿Qué se siente ser un perro?
Responder esta pregunta ha sido el objetivo de estudio miles de científicos que mediante numerosos experimentos han intentado resolver las dudas sobre cómo funciona la compleja mente canina.
El inigualable vínculo entre humanos y canes es uno que lleva forjándose desde hace 15.000 años. Actualmente el 44% de las familias en Estados Unidos incluyen al menos un perro, lo que significa una población canina de hasta 80 millones.
Normalmente nos imaginamos que nuestros perros nos entienden, y tal vez lo hacen. Por ejempo, llegamos a nuestras casas tristes y nos acarician. A pesar de que no puedan comunicarse con palabras, sabemos que los canes se comunican por expresiones faciales y movimientos corporales.
La revista Time se propuso explicar de manera científica los motivos detrás de esto y otras incógnitas. Para eso recopiló los estudios más remercables sobre este animal.
La Asociación de Ciencias Psicológicas (APS), recientemente dedicó una edición completa de su diario Current Directions in Psychological Science a la mente canina.
Los resultados fueron impresionantes.
Los perros pueden contar
Científicos sometieron a los perros a mirar dos tablas con formas geométricas similares y con ello se dieron cuenta que eran capaces de identificar cual tiene más figuras en su superficie.
Pueden leer rostros humanos
Los perros comprenden la importancia de usar la mirada para comunicarse y dirigir nuestra atención. Entienden lo que se conoce como "permanencia del objeto", es decir, cuando un objeto está fuera de la vista, no significa que ya no existe.
Los investigadores aseguran que la capacidad de estos animales de lograr este entendimiento básico del mundo lo consiguen a muy temprana edad. En cambio para los humanos es muy difícil de alcanzar. Por ejemplo, cuando un bebés tira una cuchara al suelo con comida, normalmente no mira hacia abajo para intentar encontrarla.
Su inteligencia depende del cerebro
La conducta e inteligencia de los perros se determina en última instancia por el tamaño del cerebro en relación con el tamaño del cuerpo.
Más allá de la diferencia en tamaño, la estructura cerebral de perros y humanos es muy similar. Gracias a esto, un grupo de científicos de la Universidad Emory pudo estudiar a los canes a través de un examen de resonancia magnética, donde se concentraron en la parte conocida como estriado, zona rica en dopamina que permite regular todos los estímulos vinculados a las recompensas, el placer y la expectativa. Los tres pilares del mundo canino.
De esta forma pudieron entender mejor la capacidad cognitiva de los perros que les permite reconocer el rostro de su dueño y de otros perros, distinguir voces y palabras e incluso experimentar celos.
A pesar de las conclusiones a las que han llegado los científicos, todavía existe una incógnita que no se ha podido resolver.
¿Son los perros capaces de amar o sentir empatía?
Algunos estudios coinciden en que los perros, al igual que los hombres, si pueden compartir alegrías, empatía y curiosidad, lo que se ha transformaría en la base de su entrañable unión. Sin duda, estas características corroborarían de que estos animales son el mejor amigo del hombre.