Desde el estreno de “El juego del calamar” (Squid Game) en Netflix, los fanáticos e internautas pusieron su atención sobre el particular dulce del segundo juego, en donde los participantes tenían que separar una "galleta" con una aguja en poco tiempo.
Se trata del “dalgona candy” es un dulce circular y muy fino, con color dorado y una forma de círculo, triángulo, estrella e incluso paraguas estampada en el centro.
En un video de la reacción del equipo de producción y el elenco de la serie, Chae-Kyung-sun, la directora de arte de la ficción detalló que el “dalgona candy” fue uno de los elementos más difíciles con que trabajar: “Tuvimos que encontrar a un profesional y tenerlo en el set para preparar el dulce mientras grabábamos. Parecía un robot. Por eso todo olía a azúcar”.
"El juego del calamar", el último fenómeno cultural que llega de Corea del Sur
En la misma instancia, Hwang Dong-hyuk, el escritor y director de la serie comentó que la estrategia de lamer el dulce que utiliza el protagonista, Seong Gi-hun, era el truco que utilizaba él mismo para ganar los premios cuando era un niño.
La historia en un dulce
El popular caramelo es preparado con tan solo dos ingredientes: azúcar y bicarbonato de sodio. Pero la historia que tras sus orígenes es mucho más compleja.
Según lo comentado por Albert Park, un profesor especializado en Historia Coreana en la Universidad de Claremont McKenna de California, a Nytimes, el Dalgona fue un dulce dados a los niños en la postguerra, el que fue utilizado para llenar el "vacío de azúcar" que les dejó la partida de los soldados estadounidenses, quienes solían darle chocolates.
Además, su producción era “barata y accesible”, agregó Park. En un inicio, el dulce era preparado con glucosa y bicarbonato después de la Guerra de Corea (1950-1953), pero comenzó a ser hecho con azúcar cuando se masificó la industrialización en Corea del Sur y las fábricas comenzaron a refinarla de su fuente original.
Fue entonces que el confite se hizo popular entre la nueva generación de niños, siendo confeccionado y vendido en las afueras de las escuelas y tiendas de juguetes, ya que se divertían sacando la figura estampada “rasguñando” con una aguja, todo sin romper la frágil figura azucarada. Si lograban separar la forma sin romper la galleta, se llevaban otra gratis.
En “El juego del calamar”, los participantes tienen que sobrevivir en seis juegos infantiles “clásicos”, el segundo de ellos siendo el del juego del “Dalgona candy”. Por la popularidad de la serie, hubo un incremento en la venta de dichos dulces al ser considerados “retro” por los coreanos y una novedad por la comunidad internacional.
“Para algunos coreanos jóvenes, no creo que piensen conscientemente que se trata de un dulce coreano, pero es una forma de conectarse con su historia que no hacen en los libros de texto”, comentó el profesor.