Productos “libres de crueldad”: ¿solo marketing o protección a los animales?
Cuando llega el invierno, con él lo hace también la chaqueta de plumas, por cuya producción los gansos, a menudo, sufren. Hay etiquetas que alegan que las plumas son “libres de crueldad”. Pero, ¿podemos confiar en estas etiquetas?
Me encojo de hombros y tiemblo. Una ráfaga de viento frío atraviesa mi delgada chaqueta mientras ando en bicicleta. Comprar una chaqueta abrigada es una de mis prioridades, ya que el invierno se aproxima.
En las vidrieras de los negocios, los maniquís lucen chaquetas de plumas, que son una versión del "Hombre Michellin” pero de colores brillantes. ¿Debería comprarme una de estas? De repente, se me vienen todo tipo de imágenes a la cabeza. Son imágenes de un documental que me quitó el sueño hace unos días.
Una bota presiona el cuello de un ganso firmemente sobre el suelo. Sus alas se encuentran atadas, y sus ojos negros están llenos de dolor. Con un ritmo implacable, la mano se extiende, arranca las plumas y el ganso se retuerce. Su piel está al descubierto, a carne viva. Hay sangre, y el ganso, que aletea para liberarse de las cuerdas, finalmente huye.
En la Unión Europea este procedimiento cruel está completamente prohibido, por las leyes de protección a los animales. La expresión alemana: "Für etwas Federn lässen” ("perder las plumas por algo", es decir, sufrir daños o desventajas) no se utilizará en el futuro sin pensar en el sufrimiento de estos gansos. No quiero usar más una chaqueta de plumas: eso es lo que pienso.
Las etiquetas prometen "libre de crueldad”maltrato animal
Pero, ¿se puede estar abrigado sin tener cargo de conciencia? Para las personas que se preguntan eso, se desarrollaron las etiquetas Global-TSD (Global Traceable Down Standars) y RTD (Responsable Traceable Down Standard). Suena serio. Hay grandes promesas detrás de esto: la producción de las chaquetas es "libre de crueldad”.
Sin embargo, ¿poner una etiqueta quiere decir que ya todo está bien? ¿Son estas etiquetas nada más que una medida para que los clientes se sientan mejor? ¿O puedo tener la conciencia tranquila si me compro una chaqueta que lleve esa leyenda? La Asociación Protectora de Animales de Alemania, por ejemplo, recomienda la etiqueta Global-TSD porque tiene los "estándares más altos de bienestar animal” en la industria de las plumas.
Esto significa que, sin previo aviso, se controla el bienestar del animal. A los animales no se les arrancan las plumas de manera salvaje. "Puede que suene bien, pero no es suficiente para nosotros”, dice Johanna Fuoß, especialista en ropa y textiles de la organización PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales).
"Las etiquetas son, ante todo, marketing"
En primer lugar, estas etiquetas fueron creadas por y para la industria. Por lo tanto, no hay controles independientes. En segundo lugar, las regulaciones en ese sector son confusas. Una empresa puede, por ejemplo, prescindir de desplumar vivos a los animales, pero, al mismo tiempo, puede obtener estas etiquetas a través de un proveedor. Una vez que se lavan las plumas, nadie puede rastrear si han sido arrancadas de animales vivos o muertos. "Las etiquetas son principalmente promoción para las empresas, y para que el consumidor se sienta bien”, saca en conclusión la activista por los derechos de los animales.
Aunque las plumas se obtengan supuestamente sin dañar a los gansos, muchos de estos animales todavía viven en condiciones deplorables, lamenta PETA, en jaulas diminutas donde conviven durante días junto a sus heces.
Protegerme del frío con una chaqueta de plumas ya no parece una buena idea. Una alternativa podría ser el primaloft, un material aislante de poliéster. Otra opción son las semillas de ceiba, un árbol que predomina en Sudamérica. En su interior se encuentra una especie de algodón que sirve como abrigo.
Los consumidores críticos promueven controles
Las organizaciones por el bienestar animal, como PETA, quieren que haya más controles por parte de las empresas que no están relacionadas con la producción de esas chaquetas. "Confiamos en que esto suceda, porque los consumidores están siendo más críticos y cuestionan el origen de las plumas”, dice Johanna Fuoß.
Definitivamente, esté invierno no voy a ser un "Hombre Michelin”. Adiós plumas. Hola primaloft.