Por qué viajar en auto pone en peligro la vida marina
Las partículas que se desprenden de los neumáticos de las automóviles al circular por la carretera acaban en las "sopas de basura plástica" que se forman en los océanos, advirtió la Unión de Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Según un nuevo estudio de esta organización medioambiental, los mircroplásticos de las cubiertas así como también los que se desprenden de la ropa confeccionada con materiales sintéticos constituyen una mayor fuente de contaminación marina en algunas regiones que los grandes pedazos de plástico que van a parar al mar.
De los cerca de 9,5 millones de toneladas de plásticos que se arrojan cada año al mar, dice el estudio, entre el 15% y el 31% son microplásticos primarios (las partículas diminutas e invisibles que generan ciertos productos de consumo, a diferencia de las partículas que surgen cuando se degradan en el mar de trozos de plástico más grandes).
Otros productos que contribuyen a esta sopa de microplásticos son los cosméticos, que aportan un 2% de las partículas que terminan en el océano, la pintura de los barcos, la que que se utiliza para la señalización en las carreteras e incluso el polvo de las ciudades.
Inger Andersen, directora general de UICN, dijo que el resultado del estudio fue revelador.
"Nuestras actividades diarias, como lavar la ropa o manejar, contribuyen significativamente a la contaminación que está estrangulando nuestros océanos, con potenciales efectos desastrosos para la rica diversidad marina y la salud humana".
Del océano al plato
Los investigadores analizaron información de siete regiones globales y descubrieron que en muchos países desarrollados de América del Norte y Europa, donde existen sistemas efectivos de reciclaje y tratamiento de desechos, los microplásticos primarios son la principal fuente de contaminación.
En Asia la mayor fuente de microplásticos son los textiles de fibras sintéticas, mientras que las gomas son el principal problema en América, Europa y el centro de Asia.
El gran problema es que estos desechos no se quedan en el océano sino que se incorporan en la cadena alimenticia y pueden tener consecuencias nocivas para la salud.
La situación, explica Karl Gustaf Lundin, director del Programa Marino Global y Polar de UICN, es particularmente preocupante en el Ártico.
Allí, "los microplásticos parecen congelarse dentro del hielo marino, y como el hielo se derrite a una temperatura más baja cuando contiene pequeñas partículas dentro, se produce una desaparición del hielo más rápida".
Cuando el hielo se derrite, añade, libera plancton, y esto atrae a los peces que acaban ingiriendo el plástico.
Soluciones
En vistas de este último informe, UICN instó a los fabricantes de neumáticos a utilizar más caucho natural en sus productos (actualmente, el 60% de una llanta está hecha de caucho sintético), y a la industria textil a utilizar menos fibras plásticas.
Por otra parte, se pueden diseñar prendas que desprendan menos fibras, dice la organización, y los consumidores tienen la opción de cambiar sus hábitos y elegir prendas de fibras naturales.
Otro sugerencia de Lundin es incluir filtros en las lavadoras que puedan atrapar micro o incluso nanopartículas de plástico.
Estas medidas, afirma UICN, son vitales para limitar los daños al océano y a los ecosistemas como el Ártico que de por sí ya son frágiles.