El Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Surrey (Reino Unido) llevó a cabo una investigación en la que 16 hombres y 18 mujeres se sometieron a jornadas de trabajo de 28 horas en la oscuridad absoluta. De esta manera, se desajustó el ciclo circadiano de los participantes -algo así como el reloj biológico de las personas que nos ayuda a controlar los patrones de sueño entre otras cosas- para así determinar las consecuencias del horario laboral nocturno.
Los resultados arrojaron que las mujeres son las más afectadas con los turnos de noche, al sufrir una baja considerable en sus habilidades cognitivas, como también en su memoria y otras funciones motoras.
Según los investigadores, esto podría explicarse debido a los factores sociales inherentes en la sociedad. De esta forma, las mujeres parecieran tener mayor riesgo de perder sus empleos en comparación con los hombres, lo que sumado al hecho de que aún hasta el día de hoy se les otorga el rol de responsabilidad familiar al sexo femenino, da como resultado el que ellas trabajen más y duerman menos.
Sin embargo, también se baraja otra hipótesis basada en los estudios de Rutger Wever, un famoso investigador del ciclo circadiano. Esta teoría se afirma en las investigaciones de Wever realizadas en 1984, las cuales determinaron que el ciclo de las mujeres corre más rápido que el de los hombres y que además estas tienden a dormir más.
El Centro de Investigación señaló que seguirá esta línea para realizar más investigaciones que permitan descubrir más sobre las diferentes consecuencias que generan los turnos laborales nocturnos.