¿Por qué un clima tóxico puede afectar al bienestar de los trabajadores y a la productividad de la empresa?
Entre 2006 y 2009, al menos 19 empleados de France Télécom se quitaron la vida, otros 12 intentaron suicidarse y ocho sufrieron depresiones graves debido a un deteriorado clima laboral o, si lo prefieren, por un clima tóxico.
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¿Qué es el clima laboral?
Aunque no sea sencillo precisarlo, el clima laboral tiene que ver con el aire o la atmósfera que se respira en un entorno de trabajo y que de no ser lo suficientemente respirable llevaría a hablar de un clima tóxico.
Este fenómeno no es nuevo. Hace ya 100 años, en 1924, Elton Mayo, sociólogo y profesor de la escuela de negocios de la Universidad de Harvard, comenzó a interrogarse acerca de qué elementos podían contribuir a mejorar el bienestar productivo de las organizaciones cuando el ambiente no era el más adecuado.
Durante cerca de 10 años, entre 1924 y 1933, Mayo centró su actividad investigadora en la Western Electric Co., estudiando el comportamiento de los trabajadores ante una serie de situaciones no precisamente idóneas para el desarrollo de sus tareas.
Esta investigación se llamó el experimento Hawthorne, llamado así por la localidad cercana a Chicago donde estaba la fábrica de la Western en la que se centraron las investigaciones de Mayo.
Estas pusieron de manifiesto que el clima laboral de una organización queda moderado no solo por las variables ambientales o físicas, sino también por las sociales y emocionales (independencia, colaboración, confianza…). Y que, dependiendo de su dirección, sentido e intensidad, repercuten en el estado emocional de las personas y, en consecuencia, en los resultados económicos esperados en la organización.
A lo largo del tiempo, diferentes investigadores han ido definiendo y modelizando el clima laboral sin que hasta la fecha haya una manera única y mejor de definirlo.
¿Qué pasa cuando el clima es tóxico?
Si se nos permite la comparación entre una organización y un ser vivo, cuando su estado de salud se ve deteriorado puede deberse a alguna disfunción entre sus órganos y sistemas. En las organizaciones, como en las personas, algunos síntomas señalan lesiones profundas que pueden alterar su equilibrio.
Un clima tóxico es aquel que desprende una carga negativa y hace la atmósfera irrespirable. Este escenario no siempre afecta del mismo modo y con la misma intensidad a las personas, pero sí de forma evidente, o al menos latente, al conjunto de ellas. Es lo que denominamos, por comparación con la ciencia médica, patologías organizativas.
Hablar de las causas de un clima tóxico resulta complicado, ya que implicaría hacer generalizaciones poco acordes con la complejidad de cada organización. No obstante, sí se puede hablar de culturas organizativas que son susceptibles de propiciar un clima respirable frente a otras que generan climas tóxicos.
Si bien no existen culturas buenas o malas sino adecuadas o no para cada organización –en función de su historia, su actividad y el entorno en el que opera–, también es cierto que las culturas organizativas que potencian estructuras jerárquicas pueden resultar asfixiantes para el desarrollo de sus recursos humanos.
En cambio, las culturas que propician estructuras adhocráticas, diseñadas para la coordinación de tareas, la adaptación mutua entre los integrantes de la organización, la aceptación de la diversidad y la potenciación del diálogo pueden propiciar climas sanos.
¿Puede mejorar un clima tóxico?
No siempre es posible eliminar a la primera un clima laboral tóxico, pero sí es factible detener su curso y actuar sobre aquellos espacios que pueden aminorar, atenuar y paliar aquellos efectos no deseados
Siguiendo con la trama médica, y del mismo modo que el galeno actúa sobre el paciente, es necesario contar con un protocolo de actuación, comenzando con la anamnesis: es decir, la recopilación de datos para crear el historial del paciente.
La aplicación de herramientas como la observación participante, las entrevistas en profundidad, los grupos de discusión y la técnica de grupo nominal permite capturar datos de manera individualizada acerca de cómo se percibe el clima laboral.
Finalmente, y con el diagnóstico y su interpretación, queda establecer el tratamiento, de mayor o menor alcance. Pero quizás lo más interesante es que el clima laboral se puede medir y eso es una buena noticia, porque conocer el grado de toxicidad en el ambiente laboral permite purificar el aire hasta hacerlo más respirable. Nadie dijo que fuera fácil, pero es sabido que lo verdaderamente malo de un problema es no saber que se tiene, o ignorarlo.
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