No hay nada más común, y a veces muy molesto, que esa inevitable sensación de ardor seguida de las lágrimas, al picar una cebolla. "Secretos" para evitarlo hay muchos, pero no son muy comunes las explicaciones de por qué una acción tan cotidiana siempre produce el mismo efecto; las lágrimas.
Una investigación científica publicada en la revista Scientific American, determinó que al cortar la cebolla y romper sus células, se liberan diversos compuestos químicos como enzimas, ácido sulfénico, aminoácido sulfóxido y ácido pirúvico, entre otros, que producen una reacción química similar al gas lacrimógeno que lanzan las Fuerzas Especiales de Carabineros para dispersar manifestaciones.
Sin embargo, el responsable directo del llanto es el gas sulfóxido de tiopropanal, el que al llegar a los ojos activa las glándulas lagrimales para proteger los ojos de la irritación.
Debido a esto, siempre habrá lágrimas al cortar una cebolla, salvo que se apliquen los conocidos "secretos", como hacerlo poniendo el vegetal bajo el agua fría, o usar lentes. Todo, para evitar el contacto del gas con los ojos.
