Por qué los museos de historia natural del mundo están tan equivocados
Los museos de historia natural son algo así como una enciclopedia en 3D con información de todos los animales y plantas que habitan o habitaron alguna vez nuestro planeta.
¿A quién se le ocurriría desconfiar de la información que albergan estos templos del conocimiento?
Pues bien, según descubrió un estudio reciente de la Universidad de Oxford y el Real Jardín Botánico en Edimburgo, en Reino Unido, más del 50% de los especímenes de plantas en los museos de historia natural más importantes del mundo están erróneamente clasificados.
"Muchas áreas de las ciencias biológicas entre las que se incluyen estudios académicos de la evolución y la conservación, deben basarse en clasificaciones correctas", explica Robert Scotland, del Departamento de Ciencias de las Plantas de la Universidad de Oxford.
"Si los especímenes no tienen los nombres correctos, los registros en las colecciones de todo el mundo no tienen ningún sentido, ya que no se corresponden con la realidad", añade el experto.
Los investigadores llegaron a esta conclusión luego de analizar 4.500 ejemplares del género del jengibre africano 'Aframomum' provenientes de 40 herbarios de 21 países, y los compararon con un estudio monográfico muy completo llevado a cabo en 2014.
Para sorpresa del equipo, el 58% de los especímenes habían sido identificados de forma incorrecta o habían sido catalogados con un nombre obsoleto, o sólo se había identificado el género o la familia.
Aunque el estudio analizó el caso de esta planta, el equipo cree que esta situación se replica en muchos otros grupos y también en animales.
"Solo estudiamos plantas, pero otros investigadores mostraron con anterioridad que también pasa en el caso de insectos y hongos. También hemos escuchado de forma anecdótica que ocurre con animales, aunque los mamíferos están mucho más estudiados", le explica a BBC Mundo Zoe Goodwin, autora principal de la investigación.
Muchas especies, pocos expertos
¿Cómo o por qué se llegó a esta situación?
Según señala Goodwin, la confusión surge porque incluso para el más avezado de los expertos distinguir un espécimen de otro no es tarea fácil. Además, los expertos no abundan.
"La clave para distinguir entre especies está en tener un conocimiento muy amplio de un grupo, con lo cual solo los expertos con décadas de experiencia son los que pueden hacer este trabajo".
"En las plantas, los hongos y los insectos es donde hay más especies, pero es el campo en el que hay menos expertos", añade Goodwin.
Y esta combinación poco feliz de más especies y menos expertos es una de las principales responsables de la multiplicación de los errores.
Otro de los problemas es la velocidad a la que están aumentando el número de ejemplares, lo cual hace imposible mantener la investigación al día.
Más del 50% de los especímenes de los museos, por ejemplo, fueron descubiertos desde 1969.
Entonces, ¿podemos confiar o no en lo que nos dicen los museos?
En realidad sí, porque el problema no afecta tanto al público como a los científicos.
Los errores a los que se refiere la investigadora no suelen estar en las estanterías de acceso general –aunque por supuesto siempre puede haber errores– sino en las bodegas donde están las colecciones que investigan los científicos y que no están abiertas normalmente al público.
Un Messi por una colección entera
Estos errores, dicen los investigadores, empañan las investigaciones actuales. Pero la situación tiene arreglo.
"Una posibilidad es convertirse en un experto. Dedicarse durante años a investigador los especímenes de las colecciones de los museos y observar a las plantas en su ambiente natural", sostiene la autora del estudio.
"La gente cree que esto lleva mucho tiempo y es costoso, y de alguna manera lo es. Pero, hemos estado trabajando en un proyecto en la Universidad de Oxford y llegamos a la conclusión de que por cerca de US$750 se puede revisar una especie, y corregir todos los especímenes que están asociados a ella", explica la investigadora.
"Entonces, si hay 200.000 especies de plantas tropicales, y cada una cuesta US$750, por unos US$150 millones, que es lo que vale un jugador de fútbol como Messi, se podrían revisar todas las especies de plantas tropicales".
"Definitivamente podría hacerse", asegura Goodwin. "¡Es mucho más barato que ir a Marte!"