Si eres de los que le asustan los números, los que vienen a continuación te gustaran menos.
En 2014, al menos 350 millones de personas ya vivían con diabetes y en 2012 esta enfermedad le había causado la muerte a 1,5 millones de personas, una cifra que la Organización Mundial de la Salud calcula que aumentará en un 50% en esta década.
La buena noticia es que en la gran mayoría de casos se pueden tomar medidas preventivas.
Eso es porque la diabetes más común es la conocida como Tipo 2, que está asociada al peso y estilo de vida, así que está en nuestras manos hacer algo para alejar la sombra de esa dolencia.
La diabetes tipo 2 puede empezar discretamente y las señales quizás no sean muy obvias, por lo que es importante conocer los factores de riesgo. Para ponerte a prueba, HAZ CLICK AQUÍ o en la imagen de abajo para realizar un test.
Qué hacer
Si tienes exceso de peso o una cintura muy ancha, puedes evitar o retrasar la diabetes tipo 2 manteniendo una dieta saludable y siendo más activo.
Se calcula que cada kilogramo de más que tengas, incrementa en un 16% el riesgo.
No se ha comprobado que ningún plan de pérdida de peso específico sea más efectivo que los otros, de manera que lo recomendable es una dieta rica en vegetales, que tienen muy pocas calorías y una plétora de vitaminas y minerales, sazonados con grasas saludables como aceite de oliva, el de las nueces y los pescados.
Las proteínas también son importantes y la carne sin grasa y sin procesar, las lentejas, el yogurt griego, los huevos, muchos granos y nuevamente las nueces y pescados son buena fuente de ellas.
Y frutas... aunque las tropicales tienden a tener mucha azúcar, pero eso no quiere decir que hay que excluirlas del todo.
El ejercicio es esencial para tener un buen estado de salud, pero recuerda quetodas las actividades cuentan: caminar, limpiar la casa, jugar con los hijos... cualquier cosa que te haga mover ayuda a controlar tu peso y puede reducir el nivel de azúcar en la sangre pues contribuye a que tu cuerpo use la insulina más efectivamente.
Recuerda...
A menudo se confunde la sed con el hambre, así que es aconsejable mantenerse hidratado si estás tratando de comer bien.
Lo mejor es el agua, porque no tiene calorías y no hay duda alguna de que nos hace bien.
Muchas otras bebidas están cargadas de azúcar o contienen cafeína y aditivos.
Las sodas, bebidas energéticas y los cafés con mucha leche son particularmente malos.
Considera las bebidas endulzadas con sustancias artificiales como un gusto que te das de vez en cuando, pues hay evidencia que indica que estas aumentan nuestro deseo de consumir alimentos dulces.
Si no te gusta el sabor del agua, añádele ingredientes como frutas cítricas, jengibre o menta. O toma tés de hierbas.
La cantidad de agua que necesitas varía, pero la orina clara o muy pálida es buena señal de que estás tomando suficiente.
¿Cuánto es mucho?
En nuestro mundo de porciones extragrandes, es difícil saber de qué tamaño es una porción sensata.
- El tamaño del plato
No es sólo el tamaño de nuestras comidas lo que ha crecido con los años, el de los platos también.
La fórmula es sencilla: platos más pequeños = comidas más pequeñas.
Una ración de comida sensata se verá más grande en un plato más pequeño y muchos de nosotros llenamos nuestros platos sin importar de qué tamaño son.
- Usa tu mano como guía
Saber cómo se ve una porción sensata es muy conveniente, y tienes a la mano una guía personal.
Una porción de proteína debe ser más o menos del tamaño de la palma de tu mano; una de cereal o pasta, del tamaño del puño; la mantequilla y aceites deben caber en la punta de tu dedo.
- Congela lo que sobre
Cocinar en tandas usualmente es bueno, pero no si no eres capaz de resistir repetir.
Empaca los sobrados inmediatamente para dejarlos listos para comidas futuras. Si están congelados en vez de estar en la nevera, es menos probable que puedas picar.
Pero, ¿puede una dieta estricta realmente revertir la diabetes tipo 2?
Nuevos estudios han mostrado que los niveles de azúcar en la sangre en las personas que sufren diabetes tipo 2 pueden normalizarse si hacen una dieta muy baja en calorías durante ocho semanas.
Los investigadores seleccionaron individuos altamente motivados pues tenían más posibilidades de cumplir con la dieta y los mantuvieron bajo estricta supervisión médica.
El estudio indicó que una pérdida de peso significativa reducía la cantidad de grasa presente en el hígado y páncreas.
Eso a su vez causó un mejor funcionamiento de la insulina y el retorno a niveles normales de azúcar en la sangre.
Los resultados fueron menos alentadores en el caso de participantes que habían tenido diabetes tipo 2 durante más de cuatro años.
Aunque la investigación es muy prometedora, se necesitan más detalles y la pérdida de peso tiene que mantenerse para retener los beneficios.
Eso es difícil de lograr a menudo y mucha gente tiene problemas cuando trata de seguir dietas restrictivas.
Es por esa razón que un cambio de estilo de vida más holístico, que incluya ejercicio y rutina, puede ser preferible y más fácil de mantener.
Intentar la dieta estricta sin asistencia médica puede ser peligroso, así que es importante consultar a un doctor antes de empezar un régimen.