Un grupo de pequeños pingüinos se reúne alrededor de una planta de aloe vera, mientras graznan y aletean en lo que parece ser el equivalente salvaje a una charla entre amigos. Otros se sumergen en una piscina cercana con un chapoteo, mientras unos vecinos de territorio (dos patos patagónicos) defienden su parcela.
La escena es probablemente común en la costa de Perú y Chile, de donde tradicionalmente provienen estos pingüinos de Humboldt. Pero es lo último que cabría esperar encontrar al visitar un sauna en una pequeña ciudad rural de Brandeburgo, a unos 80 kilómetros de la capital alemana, Berlín.
Lübbenau, con su extensa red de canales, es conocida como la ciudad de las lanchas y los pepinillos en vinagre. En 2008, el spa Spreewelten-Bad introdujo pingüinos a su lista de atracciones. El parque alberga 18 pingüinos de Humboldt en un pequeño recinto equipado con nidos, rocas y una piscina. Los visitantes pueden incluso nadar junto a las aves, aunque separados por un gran cristal.
"Naturalmente la gente piensa que los pingüinos son geniales”, cuenta Laura Schäfer a DW, una de las cuidadoras de estos animales. "Cuando los pingüinos nadan en el estanque detrás de mí y los visitantes se acercan al cristal, los pingüinos reaccionan y juegan con ellos”, explica.
Es época de cría cuando visitamos el lugar y las hembras están acurrucadas en chozas que mantienen sus huevos calientes. Se esperan quince crías y los padres se aseguran de que los humanos, y otros de su especie, no se acerquen demasiado. Schäfer dice que los pingüinos son animales nerviosos por naturaleza, pero añade que los de Spreewelten gozan de buena salud, una buena indicación de que no están estresados.
Sin embargo, no todo el mundo está de acuerdo en que los pingüinos deban ser utilizados como una atracción en lugares de entretenimiento y de ocio. En 2015, manifestantes y activistas lograron detener un intento por parte de un operador de parques acuáticos, en el oeste de Alemania, de instalar una atracción parecida con pingüinos.
"Esperan atraer más visitantes utilizando especies sensibles, pero todo el mundo debería boicotear ese tipo de instalaciones", lamenta Peter Höffken de la organización de derechos de los animales, PETA Alemania, que está totalmente en contra de mantener pingüinos en ese tipo de lugares.
Los peligros de ser lindo
Los pingüinos son seres divertidos y a la gente le encanta observarlos. Eso podría ser una razón de su popularidad para su uso como reclamon en zoos y otros lugares.
"Los pingüinos son increíblemente carismáticos", afirma Stephanie Allard, directora del bienestar animal de la Sociedad Zoológica de Detroit. "Creo que se debe a su estética. Se ven muy refinados, como si llevaran un esmoquin”, añade.
Sin embargo, eso significa que las aves pueden acabar envueltas en algunas situaciones incómodas. Recientemente, un restaurante, en un centro comercial de Indonesia, ha sido objeto de críticas por mantener pingüinos de Humboldt en un espacio cerrado. Asimismo, a principios de este año, grupos a favor de los derechos de los animales criticaron al equipo estadounidense de hockey, Pittsburgh Penguins, por utilizar pingüinos como parte de su programa de entretenimiento, previo al juego.
"Cuando los animales se ven obligados a actuar bajo ese tipo de condiciones, por lo general su bienestar no es una prioridad, pero los animales no tienen elección”, critica Allard.
Animales sensibles
Incluso en los zoológicos, esta especie no siempre logra desarrollarse satisfactoriamente en su nuevo hábitat. En el centro de vida marina de Scarborough, en el Reino Unido, el personal recurrió a dar antidepresivos a los pingüinos de Humboldt a su cuidado, después de que los animales mostraran señales de estrés por la incesante lluvia y el viento del invierno inglés.
Por otro lado, desde 2011, decenas de pingüinos de Humboldt han muerto de una infección misteriosa en el zoológico de Dresde, en el este de Alemania.
Höffken cree que los animales no deberían estar en parques zoológicos, entre otras cosas porque son extremadamente sensibles a los cambios en el clima y en su rutina. El estrés puede debilitar su sistema inmunológico, haciéndolos más vulnerables a enfermedades. La situación se agrava si se mantienen en malas condiciones, explica.
"Por lo general, los pingüinos se mantienen en pequeños recintos con instalaciones de agua muy pequeñas, por lo que realmente no pueden desarrollar su comportamiento natural al igual que lo harían en libertad”, critica Höffken.
En la naturaleza, por ejemplo, los pingüinos de Humboldt cazan en grupos. Estos ágiles nadadores pueden alcanzar velocidades de 20 kilómetros por hora en el agua, gracias a su cuerpo en forma de torpedo. En promedio, se sumergen a profundidades de 20 metros.
Allard también cree que es importante que los pingüinos que viven al cuidado de seres humanos, sean capaces de desarrollar comportamientos naturales, pero dice que no es imposible si el zoológico dedica tiempo a comprender y satisfacer sus necesidades.
El Zoológico de Detroit, por ejemplo, construyó un nuevo hábitat para sus pingüinos en el Centro de Conservación de Pingüinos Polk, reemplazando las piscinas de dos metros por otras de casi ocho metros de profundidad. Con el cambio, los animales empezaron a pasar más tiempo en el agua.
"Los pingüinos no dependen del agua para conseguir su alimento. Nos aseguramos de que tengan comida suficiente para evitar que recorran largas distancias para encontrar peces, por ejemplo”, explica Allard. "El hecho de que pasen más tiempo en el agua, nos muestra que es importante para ellos”.
Hora de comer
De vuelta en el spa de Brandeburgo, Schäfer dice que están planeando expandir el espacio que acoge a los pingüinos. La cuidadora está preparando la comida de los animales en una pequeña habitación al lado del recinto, mientras Flocke (el pingüino estrella) descansa sobre los pies de su colega y disfruta de la calefacción por debajo del suelo.
"Es muy cariñoso”, se ríe Schäfer, quien está visiblemente loca por el pingüino, y explica que fue criado con ellos. "Siempre llega temprano y quiere que le acariciemos y le demos mimos, y corre tras nosotros. A menudo damos un paseo con él, también al sauna y es una atracción para los visitantes”.
Fuera, Schäfer explica algunas características de los pingüinos de Humboldt a la multitud apilada detrás de la vidriera en la piscina climatizada al aire libre. Un niño y una niña ayudan a alimentar a los pingüinos que comen el arenque, capelán y espadín que han sido arrojados a su piscina.
Los pingüinos ciertamente son un imán para los visitantes: Spreewelten admite que los números aumentaron con la llegada de estos carismáticos habitantes. "Creo que es adorable, es una buena idea”, opina Nicole Tarnov, de 17 años, quien ha visitado el spa varias veces. "Es diferente, distinta a cuando los ves en un zoológico”, añade.
Höffken, sin embargo, es rotundo en su consejo. Si quieres ver un pingüino, "mira alguno de los grandes documentales que se han hecho sobre ellos”.