La extraña y popular manera de comprar y vender que tienen los chinos en California
Comprar un bolso de una marca de lujo en China está al alcance de una minoría.
Pero comprar ese mismo bolso por internet y que te lo manden desde el sur de California es mucho más asequible y la proliferación de las redes sociales ha hecho que sea mucho más fácil lograrlo.
Es el auge de un sistema de compraventa que se conoce como daigou (comprar en nombre de otro).
Básicamente consiste en que una persona dentro de China le pide a otra persona en el extranjero que le envíe el producto elegido.
El intermediario lo consigue a un precio inferior al que tiene en China, lo vende a su contacto por un poco más de lo que él o ella pagó y el cliente lo recibe en casa por mucho menos de lo que le hubiera costado en China.
Así visto, todos ganan.
Pero, ¿qué dicen el gobierno y las empresas chinas que trabajan en el comercio formal?
Condiciones idóneas
La costumbre de comprar productos en el extranjero para vendérselos a compatriotas en China no es algo que se haya descubierto con la irrupción de internet.
"Es verdad que daigou es un fenómeno reciente, pero desde hace mucho tiempo existe la tradición de los turistas chinos que, cuando vienen a Estados Unidos, tienen como uno de sus objetivos ir a un centro comercial, comprar productos que son más baratos y llevarlos de vuelta a China para venderlos", le dice a BBC Mundo William Yu, economista de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA, por sus siglas en inglés).
Además, como subraya Renee Hartmann, cofundadora de la empresa China Luxury Advisors, no se puede olvidar el peso del factor confianza.
"La diferencia de precio es importante, pero para mí una cuestión más importante es la confianza, la idea de confiar en la persona o la marca que estás comprando", señala Hartmann en conversación con BBC Mundo.
"Esto se ve claramente en el tipo de productos que se están vendiendo pordaigou: formula para bebés, vitaminas, productos de salud, alimentos...", añade.
No hay duda de que internet, en particular con el auge de plataformas de comercio electrónico y las redes sociales, hizo que daigou se convirtiera en un negocio global.
Gracias a la red social Weibo (el llamado Twitter chino) y a la aplicación de mensajería por móvil WeChat, que facilitó enormemente el contacto entre usuarios, las transacciones se hacen sin necesidad de contar con una compleja logística empresarial.
Ingresos extra
Sólo en 2015, la cifra de ventas de productos de lujo a través del sistema daigouosciló entre US$6.000 millones y US$8.000 millones, según diversas fuentes.
Es difícil encontrar estadísticas exactas dado que es una economía informal, pero basta mirar la cantidad de jóvenes que se dedican a este sistema de ventas o cómo se han multiplicado las empresas de envíos a China en el sur de California para comprender que es un negocio al alza.
Jennifer Zhong, estudiante china que vive en Los Ángeles, California, tiene miles de seguidores en Weibo y por allí le llegan casi todos los encargos.
Zhong negocia por WeChat con el posible cliente, se ponen de acuerdo en las condiciones y hace la compra en cualquier centro comercial de la ciudad estadounidense.
Con cada compra obtiene un pequeño beneficio, le contó Zhong al diario Los Angeles Times. Pero sumando esos pequeños beneficios, logra unos ingresos mensuales de miles de dólares.
La presencia masiva de estudiantes chinos en las universidades del sur de California hizo que la industria daigou floreciera en esta región en los últimos 3 años.
En el valle San Gabriel y otras comunidades con alta población china, inmigrantes con más y menos recursos consiguen importantes ingresos y en los últimos dos años, las empresas especializadas en envíos a China se han multiplicado de forma significativa.
Reacción del gobierno chino
El gobierno chino intenta limitar la expansión de daigou adoptando medidas para favorecer el consumo interno y restringir la entrada sin control de productos en el país.
El Ministerio de Finanzas chino anunció en diciembre una bajada de los impuestos a la importación.
Así, los impuestos sobre unos 800 productos de importación, incluidos bolsos, ropa, gafas de sol y maletas bajaron a principios de año, en especial la ropa y el calzado deportivo.
Esta bajada de impuestos ayudará a que se reduzca la diferencia de precios de los productos (que pueden llegar a ser un 20-30% más caros dentro de China) pero el gobierno no ha modificado otras dos tasas: el IVA (Impusto sobre el Valor Agregado) y el impuesto al consumo.
El economista Yu añade que otra medida adoptada por el gobierno fue el refuezo de los controles a los cargamentos que llegan desde el extranjero.
"Antes había que controlar a un individuo que traía productos en su equipaje.Daigou es un negocio donde se mueven grandes mercancías", explica Yu.
"Si las empresas de transporte son descubiertas por la aduana china, pierden toda la mercancía, es un riesgo que deben asumir".
Qué dicen las marcas de lujo
En cuanto al impacto que este negocio tiene sobre los productos de lujo, no parece que las grandes marcas puedan detener su avance.
La falta de un ajuste global de precios alimenta el comercio daigou. Internet colaboró al hacer que los precios sean transparentes en todo el mundo, donde los consumidores parecen no tener fronteras.
Algunas marcas como Chanel, Gucci o Cartier decidieron subir los precios en otras partes del mundo y bajarlos en China pero, como señala Renee Hartmann, en general tienen asumido que el daigou es una tendencia global.
No pueden, por ejemplo, poner restricciones a la cantidad de productos que la gente compra.
"Cuando ves a alguien en una tienda, no sabes si están comprando bolsos para ellos mismos o para venderlos a alguien en China", dijo en una conferencia de inversores Jean-Jacques Guiony, director financiero de la multinacional de marcas de lujo LVMH..
"Estamos intentando asegurarnos de que no competimos con nuestros propios productos en el mercado chino pero nuestras acciones no son infalibles", indicó.
"Lo que es irónico", concluye William Yu, "es que muchos de estos productos son fabricados en China para una marca de lujo extranjera, que luego los vende en Europa o Estados Unidos, donde hay muy pocas restricciones.
"No es justo penalizar al consumidor chino por comprar un producto en el extranjero, un producto hecho en China por el que el consumidor chino tiene que pagar más si lo intenta adquirir por el comercio formal".