Básicamente, las personas que compran en la cadena de supermercados alemana Edeka se encontraron con sus estantes casi vacíos.
Pero no se trató de la escasez de productos sino de un experimento social para combatir el racismo y la xenofobia.
Y el supermercado encargado de iniciar el proyecto fue el de Hafencity, en un barrio de Hamburgo, donde se retiraron todos los productos importados con un mensaje claro: "Sin diversidad, esta estantería es bastante aburrida".
No había verduras ni tomates españoles ni aceitunas griegas, solo un eslogan que rezaba "Nuestra selección hoy sabe lo que son las fronteras".
"Así de vacía está una estantería sin extranjeros", decía en el lugar de los quesos, porque los productos franceses y holandeses tampoco ingresaron ese día.
Eso sí, falta conocer si el supermercado continuará realizando esta estrategia a largo plazo o solo como un golpe inmediato para tomar conciencia y combatir el racismo en todos sus niveles.