¿Realmente los edulcorantes son malos para la salud?
El medio inglés BBC quiso responder esta pregunta partiendo por el aspartame, quizá el endulzante artificial más conocido y también el que tiene peor prensa.
Esta alternativa al azúcar es un ácido graso creado a partir de ácido aspártico y fenilalanina.
Un documento de 1996 indicaba que el aumento de los tumores en el cerebro podían estar relacionados con la cada vez mayor popularidad del aspartame.
El temor se mantuvo, y comenzaron a mencionarse otros tipos de cáncer vinculados con el consumo del edulcorante.
Era tal la preocupación que el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos llevó a cabo una investigación en 2006 basada en los datos de medio millón de personas.
El estudio no encontró un aumento del riesgo de contraer cáncer de cerebro, leucemia o linfoma en personas que habían consumido aspartame.
Del mismo modo, cuando la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria hizo la investigación de la evidencia más exhaustiva hasta la fecha, concluyó que en los niveles recomendados (40 miligramos al día por kilogramo de peso) su consumo era seguro, incluso para niños y mujeres embarazadas.
Protector dental
Las personas con un raro transtorno genético llamado fenilquetonuria o PKU no pueden descomponer la fenilalalina, uno de los subproductos del aspartame. Así que para ellos consumir este endulzante no es seguro.
Pero otros endulzantes sí suelen tener efectos secundarios para los consumidores en general.
Si comes demasiados dulces mentolados sin azúcar que contienen xilitol lo habrás experimentado por ti mismo.
El xilitol contiene 30% menos de calorías que el azúcar y no deja una sensación desagradable, sin embargo si lo consumes en grandes cantidades puede causar retención de líquidos y diarrea.
El más reciente, pero no tan nuevo
El más nuevo en el mercado, aunque no es en realidad tan novedoso, es un edulcorante procedente de la planta estevia.
En Paraguay y Brasil la estevia se ha usado en medicina durante siglos.
Y en Japón se ha vendido como endulzante por más de cuatro décadas.
No tiene calorías y endulza 300 veces más que el azúcar.
Es original de áreas subtropicales de América Latina y su componente endulzante, el glucósido de esteviol, se extrae de sus hojas poniéndolas a remojo en agua.
Este componente pasa a través del cuerpo sin ser absorbido.
La desventaja es que deja un regusto amargo, por lo que a veces la venden mezclada con edulcorantes artificiales.
Intolerancia a la glucosa
Justo cuando parecía que los edulcorantes artificiales no merecen la mala fama que tienen, un reciente estudio hecho en Israel concluyó que, lejos de prevenir la diabetes de tipo 2, el aspartame, la sacarina y la sacarosa contribuyen a que la enfermedad se desarrolle.
La investigación se llevó en dos grupos de ratones, al los sanos les dieron de beber estos endulzantes diluidos en agua y a otros solo agua o agua con azúcar.
Pero antes de que decidamos que los edulcorantes son dañinos para la salud, hay que tener en cuenta que éste es un estudio aislado y en el que sólo participaron siete personas.
Incluso los propios científicos reconocen que es necesario seguir investigando.
Otro estudio realizado en 2013 en ocho países europeos y que implicó a más de 300.000 personas no encontró relación alguna entre el desarrollo de la diabetes de tipo 2 y el consumo de edulcorantes artificiales.
De todas estas investigaciones hay una lección que aprender: no existen dos categorías: los edulcorantes buenos y los malos.
Todos son diferentes y necesitan ser investigados y tomados en consideración de forma separada.