Con el internet y la masificación de los mensajes de voz, escuchar el sonido de nuestras propias voces se ha vuelto cada vez más recurrente, al igual que la pregunta que cuestiona el porqué las escuchamos como si fueran las de otro. La respuesta está en la biología y ha sido contestada en numerosas ocasiones.
Nuestros oídos están divididos en tres diferentes secciones: oído externo, interno y medio.
Cuando nosotros emitimos un sonido, las partes de nuestros oídos que se involucran para percibirlo son el externo (que es el mismo que funciona cuando escuchamos a alguien), y el canal interno, que procesa el sonido a partir de las vibraciones de dentro de la boca.
Por ello, al hablar, con las múltiples vibraciones desencadenadas al interior de nuestras bocas, el oído percibe una variedad inmensa de sonidos que son procesados por lo que terminamos escuchando de nuestras voces.
Las vibraciones internas producen la sensación de que nuestra voz es emitida en un tono más grueso y fuerte, sin embargo, al escucharla es todo muy distinto.
Entonces, ¿por qué al escucharlas suenan distintas?
El ejercicio de escuchar, al no involucrar un esfuerzo al interior de la boca, no percibe los sonidos fuertes que sentimos al hablar. Por ello, en las grabaciones, al no capturar esas vibraciones, se escuchan de forma más "natural".
De cierta manera, se podría decir que la voz que escuchamos en las grabaciones es nuestra verdadera voz.