Muere Capitán, el perro argentino que visitó la tumba de su dueño por más de una década
Luego de la muerte de Miguel Guzmán en 2006, “Capi” desapareció de su casa. Su familia lo había dado por muerto o perdido, pero en una visita al cementerio se enteraron que el animal había seguido el rastro y se había instalado a vivir allí, al lado de la tumba.
Héctor Baccega, director del Cementerio municipal de Villa Carlos Paz, había contado a La Voz, de Argentina que “el perro apareció acá solo y dio vueltas por todo el cementerio, hasta que llegó también solo a la tumba de su dueño. No lo llevó nadie hasta ahí. Y eso no es todo: cada día, a las seis de la tarde, va y se acuesta frente a esa tumba”.
Rutina diaria que siguió hasta el final de sus días, aunque con menos frecuencia. Quienes solían verlo por el cementerio notaban que ya era un perro anciano y poco juguetón. Algunos incluso notaban que le costaba caminar.
El can falleció con 16 años y aquejado de problemas de salud. Ya casi no caminaba, había perdido parte de su visión y padecía una insuficiencia renal crónica.
Pese a eso, el perro pasó sus últimos días en el mismo cementerio en que estaba la tumba de su amo.
Por otra parte, según diarios cordobeses, la comunidad pide que “Capi” sea enterrado junto a su dueño. Pero el municipio desea cremarlo y sepultar sus restos, enterrarlos en una plazoleta y construir un monumento en su honor.
Pese a eso, parte de la comunidad pide que el perro más famoso de Córdoba no se convierta en un atractivo turístico, sino que sea un mensaje potente para la tenencia responsable de animales.
Una suerte de "Hachiko" argentino.