Fue la primera mujer en ganar un premio Pritzker, el más grande honor en el mundo de la arquitectura, y tras su súbita muerte a los 65 años, su legado vive en edificios tan icónicos como el centro acuático de Londres, que creó para los Juegos Olímpicos, o la casa de la ópera en Guangzhou, China.
Zaha Hadid nació en Bagdad, en una familia acaudalada, con padre político y madre artista. Su infancia la pasó estudiando en Europa y en su país; tras estudiar matemáticas en la Universidad de Beirut, se trasladó a Londres, donde se formó como arquitecta y eventualmente se nacionalizó británica. En 1980, abrió su propia oficina de arquitectura.
En los 80 comenzó a llamar la atención con sus diseños, y a hacer clases en las más prestigiosas universidades. Ya en los 90 sería su consagración, cuando sus aventurados proyectos de papel, comenzaron a ser construidos; quizás el primero que destacó fue la estación de bomberos de Vitra, en Alemania. Hadid se abrió paso como mujer en el híper competitivo y masculino mundo de la arquitectura, con una visión futurista y que jugaba con las líneas, los ángulos y las curvas, dejando atrás convenciones. Se convirtió en uno de los arquitectos más fundamentales del siglo XX. Una de sus citas más famosas es: “Hay 360 grados. ¿Por qué quedarse con sólo uno?”.
La lista de sus edificios espectaculares es larga, e incluye el ya mencionado centro acuático de Londres, el Riverside Museum en Glasgow, el Museo del arte del Siglo XXI en Italia y uno de los estadios para el Mundial de Qatar también lleva su firma (en la construcción Hadid se vio envuelta en polémica por la seguridad de los obreros, pero ella le achacó la culpa al gobierno del país).
Hadid fue la primera mujer en ganar el máximo galardón de su oficio en 2004, el Pritzker. “Es muy difícil para las mujeres operar profesionalmente, porque aún hay mundos a los que no tienen acceso. No importa lo que hagas, porque eres mujer, no puedes entrar. Pero no creo que el estereotipo sigue aún en arquitectura. Ahora vemos a más mujeres arquitectos establecidas, todo el tiempo”, dijo Hadid. “Eso no significa que es fácil. A veces los retos son inmensos. Ha habido gran cambio en los últimos años y continuaremos con este progreso”. Además, la lista de sus premios es larga: en 2010 y 2011 ganó el influyente premio de la arquitectura británica, el Stirling Prize, y en 2015 se llevó la medalla de oro de RIBA, quizás el más alto honor de la arquitectura británica, que se entrega a la consistente excelencia a lo largo de un cuerpo de trabajo; la primera mujer en ganarlo en solitario.
Hadid murió en marzo de 2015 en Miami, de un infarto, mientras se trataba una bronquitis.
“A veces, las mujeres sienten que tienen que hacerlo todo -organizar la casa, trabajar, cuidar a los niños-, pero hay tanto que hacer. Así que tienes que aprender que no puedes hacer todo sola, y tienes que aprender a confiar en los demás para que trabajen en tu visión. El trabajo en equipo es muy importante para mí”.