Cuando los padres de esta afgana le dijeron, a los 16 años, que debía casarse para que ellos consiguieran dinero, Sonita Alizadeh decidió levantar la voz. Como tantas menores de edad que han crecido bajo el régimen talibán, el matrimonio forzado es una realidad más de la vida. Pero Sonita, que había estudiado música y artes en una organización sin fines de lucro cuando su familia huyó de Afganistán a Irán, hizo un video donde rapeaba sobre no querer ser entregada a un hombre que no conocía. El video se volvió viral, su familia no la casó, y hoy Sonita estudia en Estados Unidos, buscando ser una vocera en contra del matrimonio infantil.
Sonita Alizadeh nació en una tradicional familia de Afganistán, donde las mujeres se casan desde los 10 años en adelante. “En mi país, una chica buena debe ser silente, no hablar de su futuro, y escuchar a su familia incluso cuando le dicen que debe casarse con él, o con él, o con él. Una buena chica es como un perro, a quien se le paga por jugar”, ha contado ella. La Onu calcula que el 15% de las mujeres afganas se casan antes de los quince años.
La familia se trasladó a Irán en busca de un mejor pasar. En el nuevo país no estudió, sino que vivía de limpiar baños en una organización para refugiados, donde aprendió a leer, escribir, escuchó música y empezó a disfrutar las artes. Comenzó a escribir sus propias canciones. A encontrar su voz en el hip hop, y a través de sus rimas comentar cómo es ser mujer en un mundo talibán. Desde Teherán, participó en un concurso organizado por Estados Unidos, donde se le pedía a los jóvenes buscar maneras de entusiasmar a los votantes. Sonita ganó y se llevó mil dólares de premio.
Su madre había vuelto a Afganistán. Y en 2013, le anunció que su hermano necesitaba dote para casarse, y por lo mismo, Sonita Alizadeh, de 16 años, sería vendida por US$9 mil. “No podía respirar, no podía hablar”, ha recordado ella. “Mi corazón se rompió. Era muy difícil imaginarme casada con alguien a quien no conocía. ¿Cómo se iba a sentir cuando me tocara?”.
Fue entonces cuando hizo su video, Daughters for sale (hijas a la venta), donde rapea sobre su situación, sobre la sharia, sobre tener voz y decisión en su vida. El video se volvió viral, y Sonita Alizadeh comenzó a acercarse a fundaciones y organizaciones no gubernamentales que la podían ayudar. Le consiguieron una beca para estudiar en Estados Unidos.
Sonita Alizadeh partió. Sus padres eventualmente la entendieron. Hoy estudia en Utah, y, además, da conciertos. Ha participado en eventos como Women in the World Summit de Londres, o se ha presentado en Nueva York. Contando su historia, para que en el futuro, ninguna niña afgana esté obligada a casarse. También se hizo un documental sobre su historia, llamado Sonita.