Para quienes viven o han paseado por Santiago, el arte de Rebecca Matte podría ser uno de los más reconocibles de la ciudad: suya es la estatua Icaro y Dédalo, ubicada en el frontis del Museo Nacional de Bellas Artes. La pieza le da la bienvenida a todos quienes ingresan al museo más importante de la ciudad; y es Rebeca Matte la mujer reconocida como la primera escultora -o la primera famosa internacionalmente- de Chile.
Era descendiente de Andrés Bello, uno de los humanistas más importantes del continente. Rebeca se crió en una casa rodeada de intelectuales, pero sin sus padres, ya que su madre tuvo una crisis tras el parto y nunca se recuperó sicológicamente. Así, la hija única fue criada por su abuela, y luego fue enviada a Europa. Ahí estudió en academias artísticas de Francia e Italia, donde rápidamente demostró su gran talento, en creaciones llenas de expresividad y fuerza.
Comenzó a ganar reconocimiento tanto en Chile como en el extranjero. Rebeca Matte además tuvo que batallar la tuberculosis que la afectaba, y también hizo un alto en su carrera en 1902 para el nacimiento de su única hija, Lily. Retomó, y en 1908 fue nombrada profesora honoraria de la Academia de Bellas Artes de Florencia; la primera mujer, y la primera extranjera, en obtener ese cargo.
El gobierno chileno comenzó a hacerle encargos a su más famosa artista, que trabajaba el mármol y el bronce, y así nace la insigne escultura de Ícaro y Dédalo; fue pedida para obsequiarla a Brasil, donde hoy se encuentra la original, que representa el encuentro entre el padre alado y su hijo moribundo. Otro de los famosos encargos chilenos a Matte se exhibe hoy en plena Alameda de Santiago: el Monumento a los héroes de La Concepción, en honor a la muerte de los soldados nacionales en una batalla de la Guerra del Pacífico. Hecho en bronce y inaugurado en 1920, puede ser apreciado en cualquier ángulo. Y su obra La Guerra, se encuentra en el Palacio de la Paz, en La Haya. El Museo de Bellas Artes de Santiago tiene además otras esculturas de Matte, incluyendo Horacio y El Eco.
Luego de una carrera artística prolífica y exitosa vino la tragedia, cuando Lily enfermó también de tuberculosis. La joven murió en 1926, dejando a su madre desolada. Dos de las obras más personales de Matte se encuentran en el cementerio general, una llamada Dolor, y la otra, en la tumba de Lily, llamada Mi hija.
Tras la pérdida, Matte no volvió a trabajar con esculturas. Murió a los 53 años en París.