Mujeres Bacanas: Marina Abramovic, la primera reina de la performance
“Mi método es hacer las cosas que me dan miedo”. Nació en Belgrado, hija de padre y madre guerrilleros. Hija también del rigor de postguerra. De un padre que se fue y de una madre que consideró que una educación afectuosa sólo la haría más débil frente a la realidad. Así se puede entender que esta artista buscara siempre transgredir los límites establecidos, provocar a sus propios temores, jugar al filo psicológico con sus performances que se tratan de experimentar con el dolor y los instintos humanos.
En Ritmo 0 (1974), uno de sus actos más emblemáticos y polémicos, Abramovic dispuso de 72 objetos en una mesa; una pluma, tijeras, cuchillos, pétalos, una pistola, un látigo, etcétera. Ella adoptó una actitud pasiva y durante 6 horas la gente podía hacer lo que quisiera con ella y los objetos desplegados. Al principio fueron tímidos pero luego algunos se fueron tornando agresivos; cortaron su ropa y recibió varios cortes en el cuerpo. Cuando se levantó, herida, todos los presentes escaparon, incapaces de confrontarla.
Una vez instalada en Amsterdam, en 1975, Marina conoció al también artista performático Ulay, quien sería su pareja y compañero por más de una década. Junto a él siguió explorando los límites del cuerpo y las reacciones de la audiencia. En 1977 realizaron la performance Breathing In/Breathing Out donde unieron sus bocas y respiraron el aire del otro hasta prácticamente asfixiarse por el intercambio de dióxido de carbono. Su último trabajo juntos fue en 1988 cuando caminaron 2.000 kilómetros a lo largo de la Gran Muralla China, comenzando cada uno en un extremo y cruzándose en el centro para finalmente separarse. Volverían a encontrarse 22 años después.
En 2010 Marina Abramovic tuvo una gran retrospectiva en el MoMA de Nueva York que se llamó The Artist is Present. Además de un completo repaso por su obra, la misma artista estuvo instalada en el hall del museo por más de 700 horas; del 14 de marzo al 31 de mayo, seis días a la semana en el horario hábil. Miles de personas hicieron fila para sentarse frente a ella. Algunos le hablaron, otros permanecieron en silencio y otros lloraron. Ulay fue uno de los que se sentó frente a Abramovic en un emotivo reencuentro que también quedó registrado en el documental homónimo dirigido por Matthew Akers y Jeff Dupre (2012).
A partir de esta última instancia la veterana de las performances adquirió cierta notoriedad en jóvenes estrellas como James Franco, Lady Gaga e incluso sale en un videoclip de Jay Z. La cantante incluso ha seguido el denominado “método Abramovic” que incluye retiros espirituales con sesiones de ejercicios de alta resistencia; como emitir un sonido continuamente hasta perder la voz o recorrer un bosque sin ropa en pleno invierno. Esta última veta de gurú pop le ha costado críticas de Abramovic desde la escena más purista del arte. Pero más allá de sus seguidores y su popularidad es indesmentible que se trata de la primerísima reina del performance y que ha delineado el camino que luego otros muchos artistas han seguido.