Mujeres Bacanas: Ludmila Pagliero, bailarina argentina
Una de las bailarinas actuales más importante del mundo es argentina.
Tras la necesidad imperiosa de Ludmila por moverse, su madre la inscribió en clases de danza con una señora que daba el ritmo con un bastón. Conoció el jazz dance gracias a su madre, que buscó una clase más apropiada para las aptitudes de su hija. Ahí se sintió liberada y aconsejada por su profesora, aceptó el desafío de prepararse en tres meses para las audiciones del Instituto Superior de Arte de Teatro Colón de Buenos Aires.
Con sólo 10 años y poca experiencia en el ballet clásico, Ludmila fue aceptada y estuvo bailando durante cinco años, hasta que el director artístico del ballet del Teatro Colón, renunció a su puesto para hacerse cargo del ballet del Teatro Municipal de Santiago.
Así en su camino al estrellato Ludmila Pagliero estuvo en Chile tres años, bailando en el Teatro Municipal. Su talento y compromiso la llevaron a ser promovida a solista y protagonizar por ejemplo la Bella Durmiente del Bosque y en Theme and Variations de George Balanchine.
En 2003 Ludmila se decidió a ir a probar suerte a Nueva York en el American Ballet Theatre. Con un mes de entrenamiento logró la medalla de plata, un contrato de un año y el premio Igor Youskevich, en honor al gran coreógrafo y bailarín ruso. Fue al mismo tiempo a probar en la Ópera de Paris, pero nunca le llegó el video de los pasos que tenía que mostrar en la audición. No quedó en la Ópera y decidió volver a Argentina a tramitar su ida a Estados Unidos, donde recibió el ofrecimiento de ser parte de “Iván El Terrible” en la Ópera de la Bastilla. Volvió luego a postular a la ópera de París, donde obtuvo el título de quadrille, el primer grado de la compañía de ballet y se convirtió en la primera latinoamericana en integrar este prestigioso grupo.
Su talento evolucionó con los años así como mejoró su posición dentro del ballet hasta que en 2009 alcanzó el grado último que le permitió hacer bailes en solitario.
Tres años después se enfrentó a otro desafío. La bailarina que iba a interpretar a Gamzatti en la Bayadera, un rol que Ludmila había interpretado antes, tuvo un accidente el día del estreno. Ludmila fue buscada como reemplazo esa misma noche. Al final de la presentación, Brigitte Lefévre, la directora del ballet, la nombró étoile/estrella por la valentía y talento que había demostrado. Un honor que no se ha concedido a ninguna bailarina no europea ni formada en la escuela francesa.
En 2018 recibió en el Bolshoi de Moscú el Benois de la Danse, un premio a la trayectoria por su continuo talento y compromiso con el ballet que aún la tiene haciendo giras por el mundo bailando roles tan diversos como Carmen, Kitri en Don Quijote, Tatiana en Onéguine; además de ballet contemporáneos.