“No hay democracia sin feminismo”, aseguraba la socióloga y cientista política chilena Julieta Kirkwood. Si bien en su juventud ya se había entusiasmado con el espíritu revolucionario que se tomó la década de los 60 en el mundo, durante la dictadura militar en Chile, Kirkwood centró su lucha desde el feminismo. Hoy es considerada una de las madres del movimiento por la igualdad de mujeres en Chile.
Julieta estudió en la Universidad de Chile y en 1972 pasó a formar parte de la FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales). Comenzó entonces a trabajar en la teoría del género, hasta entonces un poco abandonada en Chile. Si bien el movimiento sufragista había logrado el voto femenino en la primera mitad del siglo XX, tras esa meta, las agrupaciones feministas parecían disueltas, ni hablar que existieran estudios sociológicos sobre el rol de la mujer, sus derechos y sus espacios. Kirkwood cambió todo eso, dándole un marco teórico al feminismo en Chile. Sus textos más famosos son Tejiendo rebeldías; Ser política en Chile; y Feminarios.
El trabajo de Julieta Kirkwood no sólo se quedó en la reflexión y el papel, sino que fue una de las gestoras de lugares de encuentro de mujeres y centros de lucha feminista durante el régimen de Pinochet en Chile. Fue una de las fundadoras del Centro de estudios de la mujer, que funcionó entre 1979 y 1983, y que buscaba, a través de estudios, talleres o conferencias, movilizar a las chilenas. Fue el predecesor de La Morada, donde Kirkwood también fue fundadora, y que aspiraba ser un “centro de producción de pensamiento y de acción feminista”. La consigna que acuñó Kirkwood y otra de sus colaboradoras fue “Democracia en el país, en la casa y en la cama”; ya que sin las mujeres no se podía considerar retomar la sociedad democrática, pero esa igualdad social debía expandirse a todos los ámbitos de la vida de las mujeres.
Julieta Kirkwood murió en 1985, con sólo 49 años, víctima de un cáncer.