De pequeña no podía ir al colegio, mientras que sus hermanos sí; de hecho, ella intentaba aprender todo lo que podía de los libros que su familia traía de vuelta de la escuela. Indira RanaMagar vivió su infancia en el Nepal rural, en la pobreza, y sólo después de un tiempo logró que la dejaran educarse formalmente; terminó siendo una excelente alumna y luego profesora.
Ya de adulta, viviendo en Katmandú, comenzó a interesarse en el activismo de la escritora conocido como Parijat; eran los años 90, y trabaja con presos políticos; Indira comenzó a acompañarla a las cárceles y ver de cerca las carencias del sistema penal de su país. De hecho, dejó solamente de enfocarse en los presos políticos, sino en todos los encarcelados y los problemas que tenían para salir adelante, y en el año 2000, fundó su propia ONG llamada Prisoner’s Assistance Nepal, o PA. Ahí, Indira trabaja no sólo con los encarcelados, sino que se enfoca en los hijos de estos, para que puedan educarse, avanzar y salir del círculo del crimen y pobreza. “Los padres cometen los delitos, pero eso no significa que se deba castigar a los niños”, ha dicho Indira.
En Nepal, las mujeres pueden tener a sus hijos en las cárceles sólo hasta los seis años, y después muchas veces no encuentran con quién dejarlos. Lo que hace la organización PA, es justamente cuidarlos y entregarles una infancia sana y segura, además de educación. PA tiene en Nepal tres casas de acogida para los niños de encarcelados, además de dos colegios, donde pueden ir otros niños del lugar. También, para que no haya niñas sin educación como le ocurrió en un principio a Indira, la organización ayuda a que las mujeres también vayan al colegio, y hasta les entrega bicicletas para que no tengan problemas de movilización, lo que a veces era una piedra de tope. PA también ayuda a las madres escolarizadas a educarse, y tiene un sistema de apoyo una vez que son liberadas, para ayudar a que se establezcan.
Así Indira RanaMagar se ha transformado en una de las activistas más importantes por la dignidad y derechos de los prisioneros, además de una defensora de la educación. En 2004, fue nominada para el World’s Children Prize, y quedó finalista junto a la famosa Malala de Pakistán. Además, este 2017, fue nombrada una de las 100 mujeres más inspiradoras elegidas por la BBC.