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Mujeres Bacanas: Estée Lauder, visionaria de la belleza

Mujeres Bacanas: Estée Lauder, visionaria de la belleza
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Desde adolescente se interesó por los productos de belleza incentivada por un tío de profesión químico. Su hobby la llevaría a construir un imperio de la cosmética.

Reconocida como una de las empresarias más destacadas del mundo de la belleza, Estée Lauder fue en su momento una de las mujeres más ricas del mundo gracias a su propio esfuerzo y trabajo. Nacida en Queens, Nueva York, Estée comenzó su carrera vendiendo cremas cuya fórmula la ayudó a desarrollar un tío que era químico. Después de años de trabajo duro formó oficialmente Estée Lauder Cosmetics, que en 1953 saltó a la fama. Su renombre no solo se debió a su perseverancia, sino también a su capacidad de innovación, llevándola a desarrollar novedosas campañas de marketing que eventualmente lograron convertirla en una mujer tremendamente exitosa.

Hija de padres inmigrantes en un hogar de clase trabajadora, desde muy pequeña estuvo interesada por el mundo de la belleza y, a través de su tío, aprendió a fabricar sus propias cremas. Era solo una adolescente cuando comenzó a vender sus productos en los salones de su vecindario. Estos los vendía bajo la etiqueta de “jars of hope”, o frascos de esperanza, e incluso le daba muestras gratis a sus clientas para que pudieran probarlos.

Luego de contraer matrimonio tuvo a su primer hijo, pero jamás dejó que la maternidad la detuviera, aún en una época donde las mujeres todavía tenían roles más relacionados al hogar. Gracias a su ambición y perseverancia, su éxito le valió moverse en los círculos sociales más exclusivos, incluso dentro de la realeza europea. En 1973 dejó la presidencia de la marca, pero siempre estuvo relacionada a través de diferentes actividades.

Luego de la muerte de su marido, en 1983, estableció junto a sus dos hijos el Instituto Joseph H. Lauder de Gerencia y estudios internacionales en la Universidad de Pensilvania; en 1985 publicó su autobiografía Estée: una historia de éxito, donde contó logró llegar a la cima y en 1995, luego de que su compañía comenzara a tasarse en la bolsa, se estimó que su negocio estaba avaluado en 2 mil millones de dólares.

Falleció en el 2004 en su natal Nueva York, desde donde dejó un gran legado relacionado a su trabajo como filántropa y una célebre carrera como empresaria.

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