Lee Redmond cuidó por 30 años sus uñas para alcanzar un largo de 7,51 metros que la hizo acreedora de una marca mundial en el libro de récord Guinness.
Sin embargo un accidente terminó por quitarle sus uñas en 2009. Luego de eso, decidió que era suficiente y no volvió a intentar un largo digno de alguna marca.
El final de su historia llegó cuando viajaba como pasajero en un vehículo que perdió el control, ocasionando una colisión múltiple. Accidente que terminó con varios heridos, pero ninguno de gravedad.
Eso sí, Redmond vio cómo se quebraron sus uñas por la fuerza del impacto, trozos que aún guarda como recuerdo de su marca mundial.
"Lo que más me dolió de haber perdido mis uñas fue el hecho de que ellas eran parte de mi identidad, sentí que perdí parte de mí", contó la otrora mujer con las uñas más largas del mundo según publica el periódico The Mirror.