Tomar la decisión de tatuarse nunca es fácil, menos si el tatuaje es en el rostro. Así le pasó a una mujer de Australia que se tatuó las cejas y ahora está viviendo uno de los peores momentos de su vida.
Todo iba bien cuando se sometió al procedimiento, el problema vino al día siguiente: Amanda Coats se levantó y vio en su almohada pedazos de piel y sus cejas hinchadas e irritadas.
“Parecía como si se estuvieran comiendo mi piel, se estaba desprendiendo. Me dolía mucho. Tenía los ojos hinchados al punto que no podía ni conducir. Ni siquiera podía llevar a mis hijos a la escuela por el dolor y el pus que tenía”, escribió la afectada en su Facebook, donde hizo una denuncia a la clínica que la tatuó. (Post que se eliminó de Facebook por derechos de autor).
Según informa el Mirror, la afectada llamó a la clínica para buscar una solución, pero en vez de ayudarla la ignoraron y dijeron que probablemente le dio alguna reacción alérgica o que no siguió los consejos del doctor.
Tras el episodio, Amanda ha tenido que usar chasquilla o lentes que tapen sus cejas. A diario recibe cientos mensajes de apoyo a través de su red social de Facebook. "Solo quiero dar las gracias a todas las personas que me han apoyado en compartir mi horrible experiencia... lo que me pasó a mí nunca debería pasarle a nadie y espero que al compartirlo haya ayudado a más gente", escribió la joven.