El esqueleto de una joven mujer indígena que fue enterrada en una canoa hace 1.000 años confirma que los pueblos originarios realizaban rituales para despedir a sus muertos mucho antes de la llegada de los europeos, según se detalla en un estudio publicado este miércoles (24.08.2022) por la revista PLOS ONE.
Por lo tanto, este hallazgo reafirma la hipótesis que este tipo de sepulturas con canoa, que simbolizaba "el viaje hacia el mundo de los muertos", se practicaba en toda Sudamérica.
"Inferimos que esta fue una práctica muy extendida en el continente, aunque es poco conocida por la arqueología debido a problemas de conservación", afirmó el principal autor de la investigación Alberto Pérez, de la Universidad Católica de Temuco (Chile).
"Esperamos que esta investigación y sus resultados nos ayuden a resolver esta controversia", agregó.
Sepultada hace entre 850 y 1.000 años
Los restos óseos de esta joven mujer, que habría tenido entre 17 y 25 años al momento de morir, fueron encontrados en el sitio arqueológico Newen Antug, al suroeste de Argentina, en la Patagonia.
Según los investigadores, se trataría de la tumba más antigua conocida hasta ahora de las tres halladas en esa zona. La datación de carbono muestra que esta persona fue enterrada hace entre 850 y 1.000 años. Debido a la antigüedad y al clima húmedo, la construcción de madera se pudrió y solo quedan algunos restos.
La técnica mapuche para fabricar los "Wampo"
Al momento de su entierro, el cuerpo de esta mujer fue puesto boca arriba, con los brazos sobre su torso y sus piernas y cabeza levantados. Junto a ella se encontró una jarra de cerámica decorada con esmalte blanco y patrones geométricos rojos, lo que habría sido un regalo funerario.
Los mapuche, que según la evidencia histórica han habitado la zona desde al menos el 600 a.C, fabricaban este tipo de canoas llamada "Wampo" con la madera del cedro chileno (Austrocedrus chilensis), y la ahuecaban utilizando fuego.
Un viaje en canoa "al otro lado del mar"
El "Wampo", según la creencia e historia mapuche, representa el vehículo con el que el alma de las personas realizaba su último viaje antes de llegar al mundo de los muertos, una creencia que posiblemente tenga miles de años.
En el caso de los mapuche, los fallecidos debían dirigirse hacia el Nomelafken, que significa en mapudungún -lengua mapuche- "al otro lado del mar", para luego llegar a una isla mítica llamada Külchemapu o Külchemaiwe, según describieron los autores de la investigación.